Jueves, 11 de octubre de 2018.
A 224 días de las BODAS DE ORO
A VUELTA CON LOS ABUELOS
¿Quién da más? Subastemos y alabemos el trabajo que realizan los abuelos en el ocaso de su tiempo, con sus nietos, en estos “ahora”, en estos “hoy” de ayer, de hoy y de mañana, que más que correr, vuelan, y comprobaremos lo elevado de las pujas.
No es un invento nuevo el echar una mano a los hijos para sacar adelante los proyectos familiares. No es nuevo ayudar a los hijos necesitados de ayuda. Pero nunca, estas ayudas, este echar una mano, han alcanzado cotas tan elevadas de sacrificio, de abuso, de exigencias, de quijotismo. Nunca, como hoy, se le está exigiendo tanto a los abuelos, algunas veces sin reconocerles sus aportaciones. Nunca, como hoy, se priorizan las necesidades de los hijos sobre “el poder o no” de los abuelos. Nunca, en estos casos, se ha dudado de que los hijos y los abuelos tienen sus propias vidas, a desarrollar con la mayor plenitud hasta el final de sus días, sin verse sujeto al “vasallaje”, a la “esclavitud”, al “sometimiento” bajo la bandera de ayudar al cuidado de los nietos.
Al final de la película, si seguimos por estos derroteros, viviremos la mutación de que los nietos serán criados por los abuelos, mientras los padres (padre y madre) se machacan en sus respectivos trabajos para mantener el statu social elegido y, al tiempo, disfrutar de salidas, festejos, etc. Todavía quedan hijos (raras avis) comprensivos con sus padres (abuelos) que se mantienen honrosamente en sus papeles de buenos “criadores”, sin sobrepasarse, sin saltarse las líneas rojas del abuso, sin exigir nada, pidiendo lo justo y lo posible.
De todo lo anterior podremos obtener algo positivo. El auge de la relación abuelo nieto, con sus batallitas, con la transmisión de experiencias, con la frescura regeneradora de los contactos de los extremos, con el mantenimiento vivo del que al otro lado, está la gratitud de los padres agradecidos a sus progenitores. Bonita forma de terminar este…
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