Sábado, día 6 de mayo
CASI
ME DEJO UN TROZO DE DEDO EN EL BOTELLERO
Cada vez que lo recuerdo siento un
escalofrío. Como no había trabajo y pensando que podía haber gente en la Caseta
del Partido decidí acudir a ella para echar una mano y todo fue con
normalidad hasta las 2:30 h aproximadamente,
en que me pidieron otra botella de Tío Pepe, que intenté servir como las
anteriores. No podía imaginar que me iba a encontrar con una desagradable
sorpresa como esa, lo cierto es que después del dolor me vi con el dedo
totalmente ensangrentado. No perdí tiempo y al ver la herida intenté taponar la
sangre con servilletas de papel sin éxito, me dejaron un paño y sin alarmar a
nadie y acompañado de Pepe el Navajilla me dirigí a la casa de Teo, que vivía
frente a la entrada del Polideportivo, buscando la confianza que tenía en él y
no me equivoqué afortunadamente. Con la tranquilidad que le caracteriza me
curó, dándome seis puntos. De nada sirvió la anestesia, pues el corte era en la
misma yema del dedo corazón de la mano derecha y la sensibilidad es tan grande
que el sudor me vino a la frente durante toda su intervención.
Lo que más llamó mi atención fue la
presencia tranquila durante la misma de
su hija Elena, que hasta se permitió toda clase de bromas a pesar de la sangre
y queriendo incluso ayudar al padre en la faena, pidiéndole que me diera un par
de puntos más.
Me vendó la mano y sin pretenderlo
me convertí en noticia en el resto de la Cruz por este accidente doméstico.
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