Lunes, 2 de julio de 2018.
A 326 días de las BODAS DE ORO
¡ADIÓS, ESPAÑA, ADIÓS!
Lo que mal empieza, mal acaba. Lo que no se para el primer día, no se suele parar en los penaltis. Los llantos de última hora no sirven para nada. El “tiquitaca”, el “toma y toma”, el “toca y toca”, han dejado de servir en este mundial ruso. Buscar culpables es inútil tarea, aunque haberlos, los hubo, como meigas en Galicia. Con la Liga todo se olvida y pronto nos vemos enganchados a ella sin pensar en el pasado, aun calentito, fracaso, rayano, para muchos, en monumental descalabro.
Mientras tanto, para seguir sumergidos en el “grato” pesimismo hispano, buscaremos entretenimiento en los refugiados, en las “manadas” y los jueces, en los inventos y quehaceres de nuestra clase política, en el independentismo catalán, en el dónde llevar los restos de Franco, en el galimatías de la “memoria histórica”, en la violencia de género, en las olvidadas víctimas del sangrante terrorismo y en otros muchos aconteceres que permanente y machaconamente nos “alegran” la vida.
A rey muerto, rey puesto. La selección española ha muerto, pero como ave Fénix, renacerá de sus cenizas, volviendo a producir en sus millones de seguidores nuevos y esplendorosos orgasmos deportivos. Lo que no sabemos es, los lustros, décadas, siglos que han de pasar para ello.
Los muchos enemigos del fútbol y de la “roja”, andarán regocijándose, felices por el mal parto, por el arrojo a los infiernos de los peloteros hispanos que no consiguieron traernos, desde Rusia, el “oro” expoliado en otros tiempos.
Al mal tiempo, buena cara y a los penaltis, parar alguno y no fallar ninguno. A las palabras, sueños y a los sueños, esperanza, cambio y mejora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario