En horas no muy tempranas de esta mañana, con un poco de morriña, que todo en esta vida se pega, ejerciendo de abuelo, nos despedíamos de nuestro primogénito y de sus dos galleguiñas, que cuentan con nombres tan andaluces como Triana y Alma, como si los extremos geográficos se tocaran, después de haber celebrado por primera vez estas fiestas de la Santa Cruz, desconocidas para ellas, de El Viso del Alcor.
Han sido días de continuas sorpresas para ambas y hasta se cumplió uno de sus deseos, el de lucirse con una cierta timidez con el traje típico de esta tierra sevillana. Han disfrutado lo inimaginable y hasta se llevan el insignificante y gracioso recuerdo de quitarle la escoba al que le golpeaba en el Tren de las Brujas. Descubrieron en poco tiempo el significado de la palabra "cacharritos", de los que proliferan en la Calle del Infierno de nuestras fiestas. Degustaron sin protestar la gastronomía típica de estos momentos; pronto aumentaron sus amigas y no les faltó el tiempo para obtener otros premios en las casetas de tiros. Sus primas de aquí celebraron su encuentro y seguro estamos que se apuntan para la próxima temporada.
Triana es la mayor, hace poco que cumplió los doce y además de extraordinaria estudiante, sus aficiones son los deportes y la danza y practica el voleibol y la natación. Alma, su hermana, tan sólo tiene nueve años, como ella cuando mayor quiere ser profesora, aunque lo que más le gustaba cuando más pequeña, era lo de ser policía, hasta tal punto que se compró un traje de agente, sin que le faltara de nada. Comenzó a practicar también el voleibol y es cariñosa como ella sola.
Por nuestra parte, ya estamos contando los días que faltan para volvernos a encontrar en el mes de agosto en la playa. Creo que a ellas les pasará igual, porque nos quieren a los abuelos un montonazo.
Y como aquí, en este rincón, lo dedicamos a los retratos, así vimos, ya hace algunos años, a la mayor. Esperando en otra ocasión a poner el dibujo que también le hicimos a Alma y que no me aparece ahora por ninguna parte. Cosa que sabrá disculparme, ¿verdad?
Así de linda era cuando estaba en parvulito
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