POESÍAS LOCAS

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locura vigésimo séptima

Y DICEN QUE LA LOCURA...

        Y dicen que la locura

es cosa de andar por casa,

que la locura convive,

como esposa bien amada,

en la umbría de la mente,

en los jardines del alma,

de los hombres que presumen

de cuerdos, cada mañana.

        Y dicen que la locura

es mercancía barata,

que unos kilos de locura

cuestan poco, o casi nada,

que se encuentra a todas horas,

en envases de hojalata, 

en los grandes almacenes

y en las tiendas de quincallas.

        Y dicen que la locura

madruga, cada mañana,

para buscar nuevos locos

que hagan crecer su manad

de hombres que eran cuerdos

y ahora, locos cabalgan

por los locos recoveros

de esta tierra atolondrada.

        Y dicen que la locura

es mujer enamorada,

enamoradísima hembra,

que por nadie es despechada,

todos bebemos sus vientos,

demencia a todos, regala,

y ninguno se resiste

a sus continuas llamadas.

        Y dicen que la locura

quiere casarse mañana,

en la catedral del tiempo, 

vestida de loca dama,

y, si el cura lo permite,

regalar a los presentes

polvos de locura humana,

conservados en sal blanca.

        Y dicen que la locura,

hiere, pero nunca mata,

aunque sus heridas son

refugio de locas llagas,

difíciles de curar

con medicinas humanas,

hechas, la más de las veces,

con una cordura falsa.

        Y dicen que la locura,

como llega, así se marcha,

despacio, sin hacer ruido,

como dama descalzada,

silente, como las brisas

que cruzan locas mañanas,

tranquila, como si nunca

hubiera pasado nada.

        Y dicen que la locura

fue por el hombre inventada,

para reírse del mundo,

para escaparse a la nada,

para escribir mil poemas,

para ganar gloria y fama,

para romper, poco a poco, 

tanta cordura barata.