EL CORAZÓN DEL MUNDO XXVII

                            EL TRIUNFO DE LA REBELIÓN DE LOS FENÓMENOS ATMOSFÉRICOS CONTRA EL ENFERMIZO REY SOL

                            DANCT, la Brisa, secundó las palabras de JOSGAR, el lejano, el Ciclón, y también aceptó el Plan de Liberación, sin dejar de señalar sus dudas acerca del éxito del mismo; mientras KLANUS, el Tifón, guardaba silencio, ocultando su rostro entre sus manos y FURIA NEGRA, insolentemente había fijado su vista en los brillantes ojos de la Sra. DE LUTO, la Niebla Negra, como retándole a mantener este cruce de miradas de odio.

                            El silencio nuevamente se fue haciendo más profundo, lo que molestaba a la enlutada dama, ya que hacía que su victoria no fuera lo clamorosa que ella hubiera deseado.

                            CRISTALINO, el fiel servidor como el que más, el Granizo, a punto de difuminarse bajo la capa de la niebla oscura, a una indicación de esta, volvió a hacerse visible para transmitir a todos la última consigna con una solemnidad fuera de tono.

                            - El Plan ha sido aprobado. Ruego a los ilustres asistentes que se dirijan a sus aposentos respectivos, pues mañana comienza nuestra LIBERACIÓN.

                            Con verdadera lentitud y sin hacer ningún tipo de comentarios fueron saliendo de la Sala Beig. Unos con el ansia del poder cada vez más a su alcance; otros, con la esperanza de ser libres y de alcanzar esta en toda su plenitud; los menos, temerosos del fracaso, aunque dispuestos a aceptar el juicio del hasta entonces monarca legítimo si se diera el caso del fracaso del Plan, del Rey Sol, que efectivamente, algo enfermo, permanecía completamente ajeno a todo lo que se había tramado en aquella habitación situada al final del corredor de Sagitario y que podía llevarla a su desaparición total o a su afianzamiento como morador del PALACIO AZUL.

                            Mientras tanto, en las tierras de Mennano, donde la actividad frenética de sus habitantes se vio interrumpida por la masiva llegada de lugareños procedentes de los demás pueblos, para ayudarles en su tarea, como habían acordado en su última reunión y con toda clase de materiales prometidos y animales de transportes, creando un ambiente de  extraordinaria armonía y fraternidad, y contando al frente de cada pueblo a sus personajes más representativos, como ZAÑO, CHOLINA, BERBU, CHICUL Y BARBICUL, que fueron recibidos y abrazados por el propio MENNANO.

                           Pero, en un momento y coincidiendo con unos instantes posteriores de que concluyera la aprobación por parte de los agentes atmosféricos el Plan de Liberación y del pretendido derrocamiento del Rey Sol, del que no tenían, por supuesto, ninguna noticia, por tratarse de cuestiones que estaban fuera del alcance de los humanos, ocurrió un hecho que sorprendió notablemente a todos los habitantes de los 6 pueblos, incluyendo a los que se encontraban en las tierras de Mennano. Primero fue la aparición de una niebla negruzca y desagradable que apenas permitía verse los unos a los otros, y que jamás habían experimentado en aquel lugar. Pronto desapareció y en su cola dejó dos nubes grises, centradas en donde se encontraban los habitantes, detenidas como por arte de magia y se  pasó a un frío  tremendo, al tiempo que una pequeña granizada obligaba a los allí concentrados a refugiarse bajo la arboleda o incluso debajo de los carros de transportes y cuando cesó esta aparecieron de la otra nube copos, como plumas pequeñas de aves, que en un instante blanquearon el suelo y las copas de los árboles. De pronto un relámpago iluminó el lugar, al que siguió un trueno que hizo retumbar la tierra, despertando miedos en algunos y un rayo cayó sobre el lugar exacto donde pensaban levantar el edificio dedicado al Sol, que algunos lo interpretaron como señal divina y otros de forma contraria, originando algunas dudas. Y en un abrir y cerrar de ojos, aquellas dos nubes que se centraron sobre ellos, se unieron y como ordenadas por algún ser supremo, emprendieron su marcha derramando una ligera llovizna, como lágrimas, que se posaron sobre las hojas de los árboles, semejantes a las gotas del rocío, reflejando la pálida luz del sol en su camino hacia el ocaso. 

                            Todo pasó tan rápido, y además no quedó rastro de lo vivido, por lo que la mayoría de los que lo presenciaron tuvieron la creencia de que había sido un sueño.