jueves, 17 de febrero de 2022

NUESTROS DIBUJOS CON LA MODESTIA DE LOS LÁPICES DE COLORES

                             Como se va acercando el tiempo del entierro de la sardina y de los carnavales, nada mejor que traer hoy un dibujo que pueda convertirse de forma divertida y sin grandes pretensiones artísticas, en vocero de las fiestas que se avecinan.

                              Fiestas que casi desde los orígenes de la humanidad se vienen prodigando y con grandes diferencias y matices, que pueden ir desde los laboriosos trabajos artesanales y muy creativos antifaces de la ciudad de los canales, la Venecia romántica y de ensueño, hasta la magia y el encanto, mezclados con la sátira más desbordante y la música más popular, de la Tacita de Plata, la Cádiz cantada  y de qué manera, por Carlos Cano. Desde la bulliciosa, colorista, rítmica y desbordante danza de Rio de Janeiro, hasta la explosión artística y la monumentalidad de las creaciones que brotan en nuestras islas afortunadas, las Canarias de los Sabandeños. Desde las entrañas más interiores del hombre vestido de mujer o de su viceversa, hasta el que se disfraza de ángel para disimular su ejercicio cotidiano de diablo. Desde el que tapa sus miserias con brillos de terciopelos, tules y lentejuelas, hasta el fantasma que en sus escarceos nocturnos no es capaz de romper de la cadena su pesada bola y por eso enciende la vela al santo. Desde el niño que sueña con ser hombre hasta lo del viejo que sueña y que resueña con poder ponerse el pantalón corto...


                            Disfraces de dar y para tomar, bajo la atenta y media mirada del señor Sol y de su dama Luna, entre serpentina que se desparrama sin tino sobre el muñeco de nieve, o de ese Charlie Chaplin, el de bigotito Hitleriano que fue a un concurso de "Charlots" y quedó segundo, del Arlequín que tontea con su Dulcinea de barba y bigote, del fabricante de risas, del espantapájaros que no asusta ya ni a los gorriones, del rey León o del mono con cara de mono sonriente, del moribundo que sus ojos se le van por no ver a la paciente y risueña Parca que no tiene prisa,  de la gata, que no es ratita, esperando encontrar su centimito y del chuleta enanito que con su pala irá a buscar algunos diamantes para comprar algo en un supermercado de Disneylandia...

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