Las tierras de Yaik, donde habitaba Barbicul, conformaban una isla, que en el norte presentaba una gran ensenada rodeada de dos enormes cabos en forma de cuernos. Sus primeros habitantes fueron los componentes de dos familias, ignorándose su procedencia; de las que sí se sabe que eran marinos, que fueron arrojados al sur de la enorme isla por una terrible tormenta, y que pudieron sobrevivir en ella gracias a la cantidad de árboles frutales existentes en la misma y a la abundancia de peces a lo largo de sus costas. De la unión de los elementos de estas dos familias, entremezcladas, fueron naciendo nuevas criaturas con el paso del tiempo, y después de muchas generaciones los habitantes de la isla se multiplicaron y llegaron a conformar una población muy importante. Teniendo sus pobladores en sus orígenes, resuelto el problema de su alimentación, gracias a la abundancia de frutos naturales y a la abundante pesca, se dedicaron a la exploración de la isla, observando que la mayor parte de ella estaba ocupada por el bosque que llamaron Caibal; descubriendo en su interior, casi en su centro, que se encontraba un árbol de mayor altura que todos los demás, de hoja perenne y de tronco muy grueso, cuya sabia era medicina para curar sus infecciones de la piel, que su madera, a pesar de su dureza y fortaleza era fácil de manejar, que producía un fruto carnoso de color rojo anaranjado y dulzón, de piel suave y fácil también de pelar, con pequeñas semillas en su interior, que se reproducían con una rapidez extraordinaria, que sus flores de color celeste desprendían un gran y delicado aroma y que su polen les servía para curar heridas. Tantas eras sus bondades, que pronto de convirtió en su Árbol Sagrado, al que pronto dan el nombre de Malaitrues y a sus frutos Malaitis.
Descubren también en la parte norte del bosque el nacimiento de un río, Cosa de nombre, que recorre la isla de este a oeste, que a mitad de su curso se remansa, formando una gran laguna, la de Cosalina, y que cerca de la costa, debido a un gran salto y diferencias de alturas del terrero dan lugar a las grandes cascadas llamadas de Cosalens. Y ascendiendo hacia el norte, en el cuerno de poniente encuentra una zona tenebrosa, que espanta y abandonan inmediatamente por la existencia de árboles carnívoros, que llegan a producir bajas mortales en los habitantes que se atrevieron a penetrar en ella. Mientras que en el otro cuerno, por encontrar muchas calaveras y esqueletos completos de primitivos moradores, llamarían Tierra de las Lágrimas, y que serviría desde su descubrimiento como cementerio para ellos.
Desde que llegaron a las tierras de Yaik, el pueblo de Barbicul, vivía al aire libre, contando además con un clima muy apacible; la abundante hojarasca le servía de lecho, hasta sin saber el cómo, aparecen animales terrestres salvajes que comienzan a causarles daños. Esto les obliga a buscar un lugar donde refugiarse de estos y a construir viviendas. Y comienzan a construir con el material
que más tienen a mano, la madera, sus primitivas casas sobre el ramaje de sus abundantes árboles, que llamarán Yaikas. Usando para acceder a estas, lianas realizadas con las enredaderas que crecen alrededor de algunos troncos y anudadas de tramo en tramo para ayudar a subir.
Igualmente realizaron en el interior del bosque, cuando los animales acechaban más en tierra, especie de puentes colgantes, para poder trasladarse al lugar que deseaban, así como otros, fuera del bosque, que recorrían casi toda la isla soportados por troncos de altos árboles.
También señalar que en el suroeste de la isla existía una gran colonia de hongos, como la Tralitita, que mezclada con las hierbas enanas llamadas Macus, se obtenía tintes para el pelo; el Praliquidos, del que se obtenía un jugo blanquecino, de uso medicinal o el Aflanus, un hongo comestible.
Así como la minería estaba poco desarrollada, tanto su flora como su fauna eran rica en cantidad y muy variada.
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