Nuestro chiste gráfico de hoy tiene como protagonista un deporte que está en el otro extremo del balompié en cuanto, sobre todo, al número de seguidores y participantes, como el que nos viene a emular a los clásicos espadachines de otras épocas de antaño, donde los duelos estaban a la orden del día y no precisamente en su aspecto deportivo.
Es cierto que este deporte ha evolucionado mucho con relación a sus orígenes, donde con su sola visión los jueces eran los que determinaban si había existido o no el "tocado", que suponía la puntuación a favor del que tocaba. A veces estas decisiones podían confundirse y desembocaban en palpables injusticias; por ello, los jerifaltes de este juego decidieron usar las nuevas tecnologías, con lucecitas de colores y hasta con marcadores instantáneos para evitar toda clase de errores de apreciación por parte de los mortales humanos.
Lo que no pudieron cambiar aquellos directivos de la Federación Internacional de Esgrima, como se puede observar en el gráfico de humor, es la tosudez y cabezonería de muchos miembros del género humano de negar la evidencia; eso de no salirse de sus trece, ni de bajarse del burro; aunque les cueste, nunca mejor dicho, la misma vida.
Para estos casos, no hacían falta ni jueces ni lucecitas de colores.
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