Entrega nº 66
SNOOPY Y CARLITOS
Charles Monroe Schulz
Dibujante
humorístico que nace en Santa Rosa, California, el 26 de noviembre de 1922 y
fallece en 2 de febrero de 2000 en Minneápolis, Minnesota, de familia humilde,
pues su padre, alemán, era barbero y su madre, noruega, ama de casa. De su
infancia se sabe que fue un niño apocado, piadoso, frágil y de gran inventiva,
al que su tío le puso el apodo de Chispita. El primero de sus dibujos apareció
precisamente con este seudónimo en el cómic titulado Ripley´s Believe it or
Not.
Su afición por este género y por la
caricatura movieron a sus padres a matricularlo en un curso de dibujo por correspondencia
en una academia local, pero sus logros como dibujante en su adolescencia no
fueron apreciados. Se alistó en el ejército a los 21 años y en 1945 fue testigo
de los horrores de la guerra, al tomar parte en ella llevados por tierras
francesas y alemanas como soldado raso. Cuando regresa a EE.UU., dos años
después, desempeñó el oficios de profesor de dibujo en Minneápolis mientras buscaba trabajo como dibujante; aunque antes
debutó como rotulista, concretamente en el cómic de carácter religioso Timeless
Topix.
Sus porimeras tiras de prensa aparecen
en el diario St. Paul Pioneer Press, de Minnesota, entre 1947 y 1950, con el
título de Li´l Folks y su primera obra para un cómic tuvo como personajes a un
grupo de niños cabezotas, uno de ellos con perro, en la que ya se prefiguraban
los personajes Charlie Brown y Snoopy. Y en 1948 también logró vender un
conjunto de viñetas satíricas al Saturday Evening Post.
En enero de 1950 Li´l Folks fue
cancelada por el diario y Schulz intentó
vender la tira a otros periódicos. No lo consigue y entonces lleva su obra a la
agencia United Feature, que comenzó a distribuirla bajo el título de Peanuts (cacahuetes, en
alusión a la forma del cuerpo de los protagonistas) a partir del año 1950. Tras
firmar este contrato se traslada a Colorado, donde se casó; trasladándose luego
a Sebastopol, en 1958 y a Santa Rosa, en 1969, pero volviendo a Minneapolis
hasta el fin de su vida. Peanuts no dejó de aparecer en la prensa religiosa
hasta 2000, pues trabajó en esta tira hasta el mismo día de su muerte. Aunque
esta no fue su única dedicación. Durante los años cincuenta, Schulz creó otros
personajes, como los de It´s Only a Game, tira deportiva dibujada entre 1957 y
1959, o Young Pillars, una serie de viñetas creadas entre 1956 y 1965, para la
revista eclesiástica Youth.
Charlie Brown, el protagonista de Peanuts, su perro Snoopy y el resto de su pandilla, eclipsaron al resto de su producción y obligaron a du creador a que se dedicara en exclusiva a ellos a partir de los años sesenta. El humor de Peanuts, entre lo surrealista y lo patético, separó a la crítica de su tiempo, que no concebían que una tira humorística protagonizada por niños podía ser tratada con aquel tono. Pero, sin embargo, triunfó, porque mediante la abierta sencillez de sus personajes logró enganchar al público cada vez mayor con el paso de los años, que se sentía conectado con las frustraciones que expresaban los niños y el perro del protagonista, pues venían a ser las del americano medio que no habían llegado a ver cumplido el llamado “sueño americano”, en los años cincuenta y sobre todo, en los sesenta.
Charlie Brown, Carlitos, era pesimista,
conformista, arrastraba una gran falta de cariño. Snoopy, su perro, era
fantasioso e idealista, aunque no lograba comunicarse con los demás. Lucy, la
eterna novia de Carlitos, fue la representante más nítida de la nueva mujer que
se iba imponiendo en las sociedades democráticas del siglo XX. Y Linus, hermano
de Lucy, era un muchacho acomplejado, aferrado a sus manías e incapaz de
madurar. Esta pandilla de niños frustrados, neuróticos y narcisistas tuvo una
calado espectacular en la sociedad de
los EE.UU. y en todo el mundo: la gran calidad como dibujante de Schulz
convirtió a sus personajes en iconos, tanto como representantes de la angustia
social, como de la duda existencial o de la antítesis del triunfo, y además
como figuras muy atractivas para los niños de toda época. Schulz, por su parte
si cumplió el “sueño americano”, convirtiéndose en uno de los hombres más ricos
de EE.UU., gracias a la comercialización de un personajes que emitían mensajes
pesimistas en sus historietas pero muy optimistas cuando iban estampados en
todo tipo de productos.
Por todo lo anterior, sus personajes
fueron llevados a la pequeña pantalla, él mismo produjo dos cortometrajes, sus
creaciones fueron motivo de estudios académicos, fueron analizados
semiológicamente por Umberto Eco, ocuparon portada del Time o del Life y sus
tiras fueron reeditadas una y mil veces por todo el mundo y terminar diciendo
que en España fue traducida como Snoopy y Carlitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario