lunes, 22 de noviembre de 2021

NUESTROS RETRATOS

                     

                    Cuando uno ya ha cumplido muchos años y se cuenta también con mucho tiempo para dedicarlo al ocio, por estar más que jubilado, jubiladísimo, y además cuando que eso de la memoria va fallando más de la cuenta, no está de menos ni de más intentar forzarla; batalla casi perdida, pero no del todo ¡eh! y por un rato estuve recordando lugares en los que con los míos pasaba las vacaciones. Una vez destinado en la Península y al principio, sin cargas familiares, lógicamente las pasábamos en nuestra Melilla; pero como el tiempo fiel en su duración, no tenía los mismos sentimientos que nosotros, pareciéndonos que volaba, pronto nos vimos con familia y todo cambiaba. Así recuerdo, que ya con nuestro primogénito, casi un bebé, viajamos en vacaciones a Cullera, a la costa valenciana porque allí teníamos familia y porque a mis suegros les encantaba aquella zona. Y algunos años más estuvimos por esas tierras, cambiando el agobio de la anterior población, donde los apartamentos nos parecían estar enclavados en auténticas colmenas humanas, por lugar más tranquilo como Tabernes de Valdigna; hasta que un día, con los pequeños algo más crecidos, cambiamos el Mediterráneo por el Atlántico, con la ventaja de que no estaba tan lejos. Y nuestro destino, con nuestros suegros también y con la familia de mi repetido, probamos con la sal de las aguas de las playas de la Tacita de Plata y quedamos atrapados en sus encantos. 

                    Nada más pasar el puente viejo y la punta de Cortadura, encontramos cobijo en apartamentos a pie de playa, en los bloques de los Delfines, que daban a la Playa de la Victoria, con una arena finísima, con un mar tranquilo y espacio para todo el mundo; incluso para que el equipo de fútbol de la ciudad, los amarillos del Cádiz, algunas mañanas a temprana hora entrenaban en ella.

                    ¿Y qué tendrá que ver el lugar donde pasar las vacaciones con los recuerdos y con nuestros nuestros retratos, alguno se podrá preguntar?


                     Este dibujo a sanguina ha sido el motivo de mi "enrollamiento". Fue en uno de esos estíos gaditanos cuando posando para mi hermano Clemente me retrató. Como puede verse, por entonces uno estaba algo más cargado de kilos y lógicamente con muchos menos  veranos y primaveras en las espaldas.

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