viernes, 24 de septiembre de 2021

RECUERDO DE GALICIA

 


                        Quien ha tenido la fortuna, sin necesidad de salir al extranjero, de viajar a la tierra donde leyendas cuentan que cuando Dios terminó su acción creadora, al séptimo día descansó y apoyando su mano sobre ella, dibujó espacios reales que uno no sabe si son las aguas las que sin timidez entran en la tierra o es esta la que amorosamente deja que aquellas la avasallen, uno tiene la sensación de estar más cerca del cielo. Galicia, donde sus verdes se multiplican en una paleta inacabable, donde las meigas encontraron sus predios y Santiago eligió el ser protagonista de esa gran peregrinación que compite con la eterna Roma en sus muchos caminos que conducen a ellas, donde las ventanas son ventanales corridos como las de las Marinas de A Coruña, para atrapar la luz, la suya, y guardarla con mimo, y donde lo pequeño se hace grande, como esos hórreos del dibujo, piedra sobre piedra, que con su sencillez arquitectónica sirven de refugio al insignificante grano o a otros productos agrícolas, o a los aperos de labranza del guardián de su bendita tierra.    

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