Como las caricaturas suelen causar risas, o mejor dicho sonrisas en los que las contemplan, menos en los caricaturizados por regla general y fijo si se trata de mujeres, no es de extrañar que en la que publicamos a continuación se repita la historia.
Así, más o menos, estaban pintadas las paredes de su salón en su Casa de Maestro; así la recordamos sus seres queridos cuando aún estaba soltero, y cuando terminaba de su tarea docente, uno de sus pasatiempos era la pintura, la creación artística, tocando como buen flamenco, todos los palos, y de él no se podía decir aquello de aprendiz de mucho, maestro de nada, porque aprendía lo que le gustaba y era maestro también de muchas cosas, entre las que se encontraba el de saber hacer amigos.
Hablemos de teatro: Vudú (3318) Blixen
Hace 1 mes
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