Entrega nº 76
EL COYOTE Y EL
CORRECAMINOS
Estos son los personajes de una serie
estadounidense de dibujos animados creados por Chuck Jones, al que hemos citado
ya en otras ocasiones, para la Warner Brothers en el año 1949 y que fueron
inspirados en un libro de Mark Twain, titulado “Pasando fatigas” en el que el
autor señala que los coyotes hambrientos podrían cazar a un correcaminos.
Su dibujante señaló en cierta ocasión,
refiriéndose a estos dos personajes más que conocidos, que el Coyote era su
realidad y Bug Bunny era su meta y parece que fueron creados como una parodia
de los dibujos tradiciones del “gato persiguiendo al ratón” (Ejemplo de Tom y
Jerry) y que eran muy monótonos en la época.
Los cortos de esta serie tienen un
planteamiento muy sencillo y reiterativo. El Correcaminos, ave velocísima, es
perseguido por las carreteras del desierto del sudoeste de Estados Unidos por
el hambriento Wile E. Coyote. Y a pesar de las ingeniosas y numeras tentativas
nunca consigue capturar ni matar al Correcaminos. Incluso, por el contrario
todas estas elaboradas estrategias fracasan y terminan por perjudicarlo a él,
convertido en la victima de la exageradísima e inocua violencia de la serie, al
comprar armamento, trampas y herramientas para capturar a la veloz ave.
Los personajes son mudos, si se
exceptúa el característico “bip-bip”, una especie de bocinazo de este, que
tiene la propiedad de alterar los nervios del Coyote o el ruido que el ave hace
al sacar su lengua. Por otra parte, señalar que los personajes se comunican
entre sí por medio de letreros, que también usan cuando se dirigen al público.
Curiosamente o será por sus malos
resultados, el personaje que despierta más simpatías entre la audiencia, aunque
se trate del agresor, es el Coyote. Mientras el Correcaminos prácticamente
carece de personalidad, convirtiéndose en un objeto inalcanzable del deseo del
Coyote, este es el personaje propiamente dicho.
Generalmente el Coyote adquiere todos
sus artilugios, bastante complejos algunos, en una compañía de envíos por
correo que se llama ACME (compañía Americana que hace de todo) y sus fracasos
se deben a errores de operación o por ser mercancía defectuosa. El pobre Coyote
siempre termina quemado, aplastado o en el fondo de un cañón. La respuesta de
cómo consigue estos artefactos, en algunos episodios lo explican porque es
empleado de dicha compañía o porque es un empleado de pruebas en ella. Su
volumen de productos es inacabable, pues lo mismo fabrican una catapulta que
aspirinas o cerillas, cometas con cohetes, hoyos portátiles, patines de
propulsión a chorro, sables de luz y un largo etcétera. Y se llega a decir que
el Coyote ha demandado a la compañía ACME por la fabulosa cifra de un billón de
dólares por sus productos deficientes, después de que fuera herido por una
explosión de un cepillo de dientes. Habrá que ver cómo queda todo este
fantástico embrollo.
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