jueves, 6 de mayo de 2021

VOLVIENDO A LA NIÑEZ, CON LÁPICES DE COLORES

 Entrega nº 76

EL COYOTE Y EL CORRECAMINOS

         Estos son los personajes de una serie estadounidense de dibujos animados creados por Chuck Jones, al que hemos citado ya en otras ocasiones, para la Warner Brothers en el año 1949 y que fueron inspirados en un libro de Mark Twain, titulado “Pasando fatigas” en el que el autor señala que los coyotes hambrientos podrían cazar a un correcaminos.

         Su dibujante señaló en cierta ocasión, refiriéndose a estos dos personajes más que conocidos, que el Coyote era su realidad y Bug Bunny era su meta y parece que fueron creados como una parodia de los dibujos tradiciones del “gato persiguiendo al ratón” (Ejemplo de Tom y Jerry) y que eran muy monótonos en la época.

         Los cortos de esta serie tienen un planteamiento muy sencillo y reiterativo. El Correcaminos, ave velocísima, es perseguido por las carreteras del desierto del sudoeste de Estados Unidos por el hambriento Wile E. Coyote. Y a pesar de las ingeniosas y numeras tentativas nunca consigue capturar ni matar al Correcaminos. Incluso, por el contrario todas estas elaboradas estrategias fracasan y terminan por perjudicarlo a él, convertido en la victima de la exageradísima e inocua violencia de la serie, al comprar armamento, trampas y herramientas para capturar a la veloz ave.

         Los personajes son mudos, si se exceptúa el característico “bip-bip”, una especie de bocinazo de este, que tiene la propiedad de alterar los nervios del Coyote o el ruido que el ave hace al sacar su lengua. Por otra parte, señalar que los personajes se comunican entre sí por medio de letreros, que también usan cuando se dirigen al público.

         Curiosamente o será por sus malos resultados, el personaje que despierta más simpatías entre la audiencia, aunque se trate del agresor, es el Coyote. Mientras el Correcaminos prácticamente carece de personalidad, convirtiéndose en un objeto inalcanzable del deseo del Coyote, este es el personaje propiamente dicho.

         Generalmente el Coyote adquiere todos sus artilugios, bastante complejos algunos, en una compañía de envíos por correo que se llama ACME (compañía Americana que hace de todo) y sus fracasos se deben a errores de operación o por ser mercancía defectuosa. El pobre Coyote siempre termina quemado, aplastado o en el fondo de un cañón. La respuesta de cómo consigue estos artefactos, en algunos episodios lo explican porque es empleado de dicha compañía o porque es un empleado de pruebas en ella. Su volumen de productos es inacabable, pues lo mismo fabrican una catapulta que aspirinas o cerillas, cometas con cohetes, hoyos portátiles, patines de propulsión a chorro, sables de luz y un largo etcétera. Y se llega a decir que el Coyote ha demandado a la compañía ACME por la fabulosa cifra de un billón de dólares por sus productos deficientes, después de que fuera herido por una explosión de un cepillo de dientes. Habrá que ver cómo queda todo este fantástico embrollo.



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