lunes, 3 de mayo de 2021

QUINCE MINICUENTOS DE MI NIETA ADELA

 Minicuento nº 6

        Si hace algunos días a Adela el cuento de Frankestein le producía miedo y lo tituló con la exclamación de ¡Qué susto!, hoy se marchó a la orilla contraria y lo que nos cuenta es motivo para ella de risas, las que le produce el que su amiga Lucía llegue a conocer el mundo al revés, encontrándose con que todo el mundo anda de cabeza. Bueno, mejor que lo leáis.   

¡QUÉ RISA!

 Hola, chicos.

         Hoy voy a contaros una historia que me dio mucha risa. Venga, os la cuento.

         Había una vez una niña que se llamaba Lucía, a la que le gustaba mucho andar bocabajo.

         Un día haciendo eso que tanto le agradaba se cayó y el golpe que se dio no fue importante, nada grave, y por arte de magia apareció en un túnel, especie de tobogán enorme, que la trasladó a un mundo al revés.

         Cuando llegó supuso que se caería, pero no fue así. Se quedó allí plantada como si se hubiera quedado pegada al suelo.

         Allí habían más personas, que curiosamente estaban hechas de galletas de jengibre y que se podían caer igual que ella y le preguntó a algunas de ellas que por qué estaban así.

         Una respondió a su pregunta diciéndole que el motivo era porque les faltaba el cristal del equilibrio.

         Entonces, Lucía que era muy atrevida decidió ayudarles y emprendió el camino para buscar el dichoso cristal y nada más comenzar su paseo, de repente, se encontró con un árbol, que era el de las adivinanzas.

         ¡Oh! Tendría que resolver una de ellas si quería seguir adelante.

         Y una voz que salía de aquel extraño árbol decía:

         “Soy blanco por fuera y amarillo o naranja por dentro y yo me lo zampo en un momento”. ¿Qué es?

         Ella respondió rápidamente sin dejar de reír.

-         ¡Es el huevo!

Y como su respuesta fue correcta la dejó pasar y continuó  su  viaje. Después de un largo caminar por fin vio a lo lejos el misterioso cristal. Corrió y corrió para cogerlo cuanto antes y… ¡Qué risa! El cristal en realidad era un chicle en forma de diamante.

Lucía, muy contenta, lo llevó al lugar donde estaban las galletas, o mejor dicho, las personas que estaban hechas de galletas de jengibre, para solucionar su problema.     

       Y como ella había completado su misión con acierto, la ayudaron  para devolverla al mundo real y además le regalaron un bonito collar que era mágico para volver, si lo deseaba, cuando quisiera al mundo del revés.

          Sólo tendría qué decir, sin dejar de reír:

         Un, dos, tres, yo quiero volver, al mundo al revés.


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