Entrega nº 3
Espero y deseo que estos cuentos de
Adela que en esto días estamos publicando en nuestro blog, sirvan, además de
para recordar momentos tan felices como cuando los escribías, para que vuelvas a
esta actividad que la tienes algo olvidada, ya que pienso que no te faltan aptitudes
para ello y esto, como todo en la vida, necesita entrenamiento casi a diario,
pero que no responda sólo a la obligación de tus tareas escolares, que soy
consciente de que cada vez exigen más dedicación y que dejes de nuevo volar tu
bendita imaginación y sigas sorprendiéndonos. De todas formas, tú sabes lo que
debes hacer y cuales son tus prioridades; por mi parte, es sólo un deseo de
abuelo amante y como diría mi repetido, de este aprendiz ya octogenario, hacia
el intento de contar cosas.
MINICUENTO Nº 3
¡QUÉ SUSTO!
Hola, chicos.
¿Queréis escuchar o leer esta historia
terrorífica?
Si es así, ahora mismo comienzo.
El Día de Halloveen todos mis amigos y
compañeros de clase organizamos una fiesta en el lugar que luego os cuento y
para ella nos disfrazamos de varias formas. Unos iban de esqueletos, otros de
calabaza, algunas niñas se disfrazaron de brujas y otros de vampiros.
¿Sabéis dónde la celebramos? ¡Qué locura! La celebramos junto al Cementerio.
Lo estábamos pasando bien, pero de
pronto se oyó un gran ruido y un sonido a continuación, como este: ¡Uuuhhh!,
que venía del interior del Cementerio.
Nada más escuchar aquel ruido paramos
de bailar y era tanto nuestro miedo que nos quedamos quietos, como estatuas,
mirando todos hacia el lugar de donde venía.
De verdad que todos estábamos casi
muertos de miedo, pero como pasó un tiempo sin que se repitiera aquel terrible
ruido, poco a poco volvimos a nuestros bailes, cantos y juegos.
Más tarde y de repente se oscureció el
cielo porque aparecieron muchas nubes negras y eso sí que nos volvió a meter el
miedo en nuestro cuerpo. Parecía
que iba a llover muchísimo, pero no cayó ni siquiera una gota; sin embargo,
sonó un trueno tan enorme que nos puso los pelos punta.
De pronto salió de una tumba del
Cementerio un ser muy extraño, al que llamaban Frankenstein y todos salimos
corriendo como galgos. Ahora sí que teníamos miedo de verdad. Y de repente
escuchamos una potente voz que hizo que nos detuviéramos.
Aquella voz decía: ¡Parad, chicos, parad! Sólo
quiero bailar, cantar y jugar con todos vosotros. ¿Queréis ser mis amigos?
Aunque Frankenstein tenía aspecto de monstruo
y era muy grande y con tornillos en su cabeza, tenía también un corazón muy
tierno y era bondadoso.
Lo había creado un científico en un
laboratorio - nos dijo - y se sentía muy solo.
En seguida nos dimos cuenta que era bueno y le
sonreímos y nos acercamos a él. Frankenstein se unió a nuestra fiesta y lo
pasamos genial.
Al terminar la fiesta sin hacer ruido se
volvió a su tumba del Cementerio.
Estoy segura que aquel nuevo amigo que
teníamos nunca más volvería a sentir soledad.
Este fue uno de los secretos que guardábamos
todos los que estuvimos en aquella fenomenal fiesta, porque también estoy
segura de que nadie nos iba a creer.
Y COLORÍN, COLORADO, este terrorífico cuento
se ha acabado.
(Ilustración de Clim)
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