viernes, 23 de abril de 2021

QUINCE MINICUENTOS DE MI NIETA ADELA

 Entrega nº 3

         Espero y deseo que estos cuentos de Adela que en esto días estamos publicando en nuestro blog, sirvan, además de para recordar momentos tan felices como cuando los escribías, para que vuelvas a esta actividad que la tienes algo olvidada, ya que pienso que no te faltan aptitudes para ello y esto, como todo en la vida, necesita entrenamiento casi a diario, pero que no responda sólo a la obligación de tus tareas escolares, que soy consciente de que cada vez exigen más dedicación y que dejes de nuevo volar tu bendita imaginación y sigas sorprendiéndonos. De todas formas, tú sabes lo que debes hacer y cuales son tus prioridades; por mi parte, es sólo un deseo de abuelo amante y como diría mi repetido, de este aprendiz ya octogenario, hacia el intento de contar cosas.

 

MINICUENTO Nº 3

¡QUÉ SUSTO!

         Hola, chicos.

         ¿Queréis escuchar o leer esta historia terrorífica?

         Si es así, ahora mismo comienzo.

         El Día de Halloveen todos mis amigos y compañeros de clase organizamos una fiesta en el lugar que luego os cuento y para ella nos disfrazamos de varias formas. Unos iban de esqueletos, otros de calabaza, algunas niñas se disfrazaron de brujas y otros de vampiros.

         ¿Sabéis dónde la celebramos?     ¡Qué locura!       La celebramos junto al Cementerio.

         Lo estábamos pasando bien, pero de pronto se oyó un gran ruido y un sonido a continuación, como este: ¡Uuuhhh!, que venía del interior del Cementerio.

         Nada más escuchar aquel ruido paramos de bailar y era tanto nuestro miedo que nos quedamos quietos, como estatuas, mirando todos hacia el lugar de donde venía.

         De verdad que todos estábamos casi muertos de miedo, pero como pasó un tiempo sin que se repitiera aquel terrible ruido, poco a poco volvimos a nuestros bailes, cantos y juegos.

         Más tarde y de repente se oscureció el cielo porque aparecieron muchas nubes negras y eso sí que nos volvió a meter el miedo en nuestro cuerpo.         Parecía que iba a llover muchísimo, pero no cayó ni siquiera una gota; sin embargo, sonó un trueno tan enorme que nos puso los pelos punta.

         De pronto salió de una tumba del Cementerio un ser muy extraño, al que llamaban Frankenstein y todos salimos corriendo como galgos. Ahora sí que teníamos miedo de verdad. Y de repente escuchamos una potente voz que hizo que nos detuviéramos.

Aquella voz decía: ¡Parad, chicos, parad! Sólo quiero bailar, cantar y jugar con todos vosotros. ¿Queréis ser mis amigos?

Aunque Frankenstein tenía aspecto de monstruo y era muy grande y con tornillos en su cabeza, tenía también un corazón muy tierno y era bondadoso.

Lo había creado un científico en un laboratorio - nos dijo - y se sentía muy solo.

En seguida nos dimos cuenta que era bueno y le sonreímos y nos acercamos a él. Frankenstein se unió a nuestra fiesta y lo pasamos genial.

Al terminar la fiesta sin hacer ruido se volvió a su tumba del Cementerio.

Estoy segura que aquel nuevo amigo que teníamos nunca más volvería a sentir soledad.

Este fue uno de los secretos que guardábamos todos los que estuvimos en aquella fenomenal fiesta, porque también estoy segura de que nadie nos iba a creer.

Y COLORÍN, COLORADO, este terrorífico cuento se ha acabado.


                                            (Ilustración de Clim)

  

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