jueves, 28 de enero de 2021

VOLVIENDO A LA NIÑEZ, CON LÁPICES DE COLORES

Entrega nº 26

         Una de mis nietas, Ángela, siente una verdadera pasión por el personaje al que me voy a referir hoy. Además tiene una amiguita que tiene un año menos que ella, tan sólo 4 añitos, con la que hace muy buenas migas y que se llama Amanda.

         Con ellas me ocurrió una graciosa anécdota cuando le llevé una fotocopia del dibujo que hice de la Sirenita, porque sabía que le iba a encantar. Nada más verlo, Ángela me abrazó y me dio las gracias, diciéndome: ¡Vaya suerte la mía, abuelo! Porque Ariel – no la nombró como la Sirenita – es mi favorita. ¿Cómo haces los dibujos, abuelo? Si parecen que son de verdad… Pero lo que más me sorprendió es que su amiguita, fijándose en él, se dirigió a ella y con una cierta timidez le dijo bajito y casi al oído: “Fíjate, Ángela, y no se “sale” con los colores.”

         Me faltó poco tiempo para soltar una sonora carcajada y las dos se sorprendieron. Lo que más llamó la atención de su pequeña amiga Amanda es que yo había superado ya lo que tanto podía costarle a ellas, recibiendo las reiteradas advertencias de sus respectivas “seños” de que a la hora de colorear sus tareas no se salieran con los colores de las líneas de los dibujos…

         Ariel es un personaje ficticio y protagonista de la película estrenada en el año 1989, realizada en los Estudios de Walt Disney y basada en uno de los cuentos de Christian Andersen; aunque en este film de animación se le otorgó una personalidad diferente; ya que de la historia original desaparecen algunos aspectos oscuros y sucios y en ella se presenta una historia más amigable para los niños y además con un final feliz.

         En la película Ariel sigue siendo la menor de siete hermanas, hijas del Rey Tritón, que rige los destinos del Reino submarino de Atlántica. Ariel, además de ser la más bella de todas, es una sirena amante de la aventura, bastante independiente, algo obstinada y muy decidida. Todo ello demostrado a las claras porque pasa la mayor parte de su vida fuera de las paredes del Palacio Real, cantando y soñando despierta y siempre con sus mejores amigos, el pez Flounder y con el cangrejo Sebastián, que la vigila por orden del rey, ya que era su secretario. Pero la principal característica de la joven sirena es que tiene una curiosidad tremenda por el mundo de los humanos, cosa que enfada a su padre, que tiene prohibido a los suyos el contacto con ellos. Y es tal su curiosidad que se dedica a rescatar elementos de ellos, que guarda en una secreta gruta y que son frutos de la exploración de barcos hundidos, de donde recoge las principales piezas de su tesoro.

          En la película se plantea la lucha interna que tiene Ariel para pertenecer al mundo humano; así como la relación amorosa que tiene con uno de sus habitantes, con el príncipe Eric, que en un momento deberá rescatar con ella a su padre Tritón y a su Reino, de las garras de la malvada bruja Úrsula.

         Terminando la historia con la boda de Ariel con el príncipe Eric, recibiendo el beneplácito del Rey Tritón y la despedida especial del simpático pez Flounder y del secretario del rey, el cangrejo Sebastián. 


 

       

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