lunes, 23 de noviembre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 Entrega 8. Escrito 5

NOS ACOSTUMBRAMOS A TODO

       Algún despierto científico, investigador y mejor observador, nos dejó el dicho cierto de que los humanos, sin excepción, somos ANIMALES DE COSTUMBRES. 

      Verdad verdadera ésta, aunque haya algunos “humanoides” que, por llevar la contraria al resto de los humanos crédulos, niegan su verosimilitud. A todo nos acostumbramos, a lo bueno, a lo malo y a lo peor. En estos tiempos de PANDEMIA, que tan mal llevamos, podemos entresacar algunas situaciones o “malajadas” que ratifican la afirmación anterior. Que somos animales, nadie lo duda; lo que si cuestionan algunos es que las costumbres nos puedan, nos dominen y nos devuelvan a la reiteración, voluntaria o involuntaria, de determinadas acciones, con el beneplácito y la aceptación de la mayoría de nuestros congéneres, incluido el que suscribe y escribe.

     Un ejemplo valido para creyentes y ateos es el uso, abuso y mal uso de las denostadas mascarillas. ¡Qué lejano nos quedaba a los occidentales el hecho de sobrellevar las mascarillas cuando la autoridad, la polución, las pandemias y otras nocivas circunstancias obligaban a su uso! Pobre de nosotros que, en un “plis plas” nos han obligado a imitarlos. Y ahora, en estos tiempos de PANDEMIA, estamos de lleno en gestionar lo mejor posible la COSTUMBRE de bien usar estas prendas sanitarias.

     Con el tiempo, la COSTUMBRE se convertirá en HÁBITO y entonces alrededor de este mundo de las mascarillas surgirán miles de nuevas ideas, modernas fábricas, toda una industria universal. Y puestos a divagar y a comportarnos como humanos hiperbólicos, se fabricarán mascarillas con aire acondicionado, con purificadores de aires, con música, y vayan ustedes a saber, que imaginación no nos falta.

     Tímidamente ya se ha iniciado la carrera por vivir a costa de las mascarillas. Se venden como rosquillas. Existen diseños variados que, en época de flacas vacas, despiertan el interés y el gusto en los artistas gráficos. Vamos, qué nos queda tiempo para hacer, vender (presencial y on line) y rebajar éstas en la época de bajada de precios.

     Y ya que escribimos de mascarillas, obligado es citar a la dichosa pandemia del coronavirus. A pesar de los muchos contagiados, de los no menos rebrotes, de las lastimosas muertes y de la ineptitud de los que tienen que velar por nuestra salud, políticos y sanitarios, que no acaban de ponerse de acuerdo en lo relativo a la maldad de la covid-19, terminaremos por acostumbrarnos, como animales de costumbre que somos, a ella con todas sus cargas de nefastas consecuencias nada buenas, ni apetecibles.

      Al final de este “qué sé yo”, nos quedamos con la lástima de que no proliferen, entre nosotros, las BUENAS COSTUMBRES que son muchas. Algún día escribiremos sobre ellas por ver si se nos pega algo y nos queda tiempo para ser mejores criaturas.


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