domingo, 22 de noviembre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 Entrega 8. Escrito 3

EL DÍA QUE INHABILITARON AL QUIM

      Buena “primera plana” para las cadenas televisivas, para la prensa azul, verde, amarilla, blanca o morada, según el color del cristal de ver las noticias y para las ondas y las nubes de los modernos móviles.

     Como dos tiros en el dedo gordo del pie, habrá sentado esta inhabilitación en los seguidores de este “impresentable proyecto de caudillo” y en él mismo que, con manifiesto disimulo de su “procesión” interior y bastante “mala uva”, se despachó a gusto sin mostrar arrepentimiento alguno.

     Sr. Torra guárdese sus bravuconadas, sus peroratas, sus monsergas y déjenos tranquilos en el tiempo que dure su merecidísima inhabilitación. Tiempo que nos parece bastante corto.

     No vayan a creer que con esta medida de exclusión pasajera del tal Torra, el llamado problema catalán está finiquitado. ¡Ni mucho menos! Mientras nos gobiernen los que nos gobiernan hoy no hay nada seguro. Lo blanco, mañana podrá ser negro; las mentiras vestirán sus mejores galas, tratando de convertirse en verdades de a media; todo se volverá fuego de artificio, sonora traca, pero inútil e inservible. El futuro seguirá tan o más incierto que el presente y el pasado terminará siendo nada comparado con lo por venir.

     Muchos catalanes mantienen viva la llama del independentismo. Frente a ellos, a muchos españoles nos les parece bien que algunos quieran romper la UNIDAD DE ESPAÑA. Y entre los unos y los otros, la ESPAÑA sin barrer, sin arreglar y, para colmo, en manos de trileros sin escrúpulos.

     No entendemos, muchos españoles, que aquellos que “sueñan” con destruir España, gocen de unos sueldos astronómicos, como el individuo Quim Torra que, cuando deje su puesto, seguirá cobrando por vida de la España que tanto odia.

     ¿A dónde vamos a llegar con estas “cochinadas   económicas”?

    Tendremos entre todos que ponerles, con el beneplácito de los que nos gobiernan, el cascabel a aquellos “gats” que buscan nuestra ruina.



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