martes, 27 de noviembre de 2018

Elecciones a la vista


Martes, 27 de noviembre de 2018.
A 177 días…

PERDIDO DEL TODO.

    ¡Cómo he podido llegar al extremo de considerarme, en el mundo de la política, un “perdido del todo”!

    Fueron muchos los años de mi vida dedicados a la noble tarea política, sin cobrar ni una peseta, sin esperar premio o recompensa alguna, apartado del odio y del ver al adversario como enemigo a aniquilar, a quitar de en medio, a cualquier precio. Muchas fueron las horas robadas al sueño y a las obligaciones familiares, a la atención a la casa y a los hijos. Tiempos irrecuperables. ¿Fueron desperdiciados, acaso? ¿Sirvieron de algo? ¿Malgasté mi tiempo y mi vida en estériles intentos de mejorar la situación del vecino? ¿Sirvió de algo la utópica manera de ver y entender las situaciones vitales de la época? ¿Volvería a “gastarme políticamente” en el revuelto hoy? A esta última pregunta, respondería rotundamente, que NO. Los escarmentados somos hijos del fracaso y del desengaño.

     Estas consideraciones y preguntas, algunas sin respuestas, en vísperas de unas elecciones, me llevan a reafirmarme en mi papel de “perdido del todo”, de no saber a quién votar, de no saber que opción política es la mejor para Andalucía, la eterna castigada. Lo único que tengo claro es a quién no votaré (me reservo nombres para no influir en ningún votante, incluidos los familiares)

    En votaciones, sobran palabras, sobran promesas, sobran poses y demagogias, sobran mentiras, sobran personajillos aspirantes a cargos políticos, sobran “profesionales” de la política, sobran los que medran y roban, sobran y sobran y vuelven a sobrar los oportunistas de siempre.

     Y yo, con mis primeras piedras guardadas y contenidas, ante tanto despropósito, me hallo “perdido del todo” en un limbo absurdo e ineficaz.

    Habrá alguien capaz de “encontrarme”, de abrirme los ojos, de liberarme de esta ceguera política y total, o tendré que rendirme al ingrato conformismo o al deshonroso pasotismo de los cobardes.

    Me preocupa el número de “perdidos del todo” existentes en este país que mucho queremos y poco entendemos.

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