Jueves,
16 de agosto de 2018.
A
280 días…
Y LA COPA DE EUROPA SE QUEDÓ EN
MADRID.
GRACIAS PACO POR INVITARNOS A
CONOCER “EL BOTÁNICO”.
Lo sabíamos de antemano, la Copa de
Campeones de Europa se quedaría en Madrid, y se quedó hasta el año
que viene, que Dios dirá.
Los rojiblancos ya tenían preparado en su
casa Panda un importante huequecito para colocar el trofeo ganado con todo
merecimiento. Los blancos, en esta ocasión sonrojados, esperarán momento
propicio para rellenar el hueco que habían reservado para el perdido galardón
europeo.
Mientras, los periodistas españoles,
criados en la parcialidad, en la subjetividad, en su tirar al monte de sus
colores, se ensañaban con los perdedores o se pasaban en elogios de los
vencedores. Para ellos no existe la mesura, el término medio, la objetivad, el
relato fiel de un juego que peligrosamente se está convirtiendo en uno de los más potentes motores de la
cotidianidad humana. Y que decir de los seguidores, de los forofos, de los
adictos, de los envenenados con unos colores, de las muestras hiperbólicas de
llantos, risas, gestos de suma alegría o de exagerada pena o tristeza.
Al
otro lado del escenario deportivo, la indiferencia, el “anti”, el pasar
del fútbol y la crítica exacerbada al mundo futbolero. Desencuentros
insalvables entre seguidores y enemigos de este singular deporte.
Y a pesar de todo, la Tierra seguirá
girando con absoluta normalidad
alrededor del Sol, los relojes seguirán marcando sus horas y el hombre,
engreído reyezuelo terrenal, seguirá creyéndose ser dueño y señor de todo lo
creado; y el fútbol, moderno circo, con todo su boato y parafernalia, terminará
por sucumbir ante otros eventos humanos.
Como apéndice culinario al
comentario del día, sin tener ninguna relación con él, hoy, conocimos un nuevo
local donde calmar nuestro apetito. Sito en Chipiona y recomendado por Paco, hermano
de Carmen. Se trata del chiringuito “El Botánico”. La calidad de los productos
tomados y el precio final de los mismo, bien mereció el descubrimiento. Acierto
del varón mayor de los “Confite” y, como
le prometimos, no haremos mucha
publicidad del mismo con el fin de tener sitio en nuestras futuras visitas. Las
pijotitas para celebrar, las sardinas para enmarcar, los calamares para no
dejar ni uno, las coquinas y las almejas para chuparse los dedos,
acompañándolas con numerosos barquitos, la ensalada para disfrutarla, las
bebidas para calmar la sed, los postres para crecer en azúcar, el vinito dulce
para saborear el néctar de la tierra y el precio ponerlo en un marco y repetir la experiencia.
Su dueño, José, experto camarero profesional, bien merece un reconocimiento
compartido con el personal del local.
Mañana será otro día y, con él, llegará la
nueva oportunidad de seguir en la tarea de cumplir “lo prometido” hace ya
algunos meses. ¡Cómo pasa el tiempo!
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