jueves, 18 de octubre de 2018

Al rescate de Calabuig 2


Lunes, 30 de julio de 2018.
A 297 días...

LOS DÍAS PERDIDOS

     Día anodino, día de esos que se consideran perdidos, de aquellos que se viven como inexistentes.

   ¿Cuántos de estos días hemos desechado, desaprovechados, tirados inconscientes al basurero de la vida? ¡Pobre de nosotros! Incapaces de valorar el precio de un instante, de un breve segundo, de un santiamén, centrados y entretenidos en querer dominar al tiempo, en controlarlo, en beneficiarnos de él. Ilusas criaturas empeñadas en celebrar cumpleaños, en alegrarnos de los años que ya hemos gastado o consumido para siempre.

     Los días perdidos son como los niños perdidos inventados por Peter Pan  y recluidos en una muy especial  isla. Los días perdidos son como el hipo que nos viene cuando le da la gana y que se va cuando quiere. Los días perdidos son como el agua que no has de beber, como los suspiros y bostezos malogrados, como el color negro, como lo que quieras sin querer.

     Los días perdidos, deambulan solitarios por los pasillos oscuros de los manicomios a la espera de toparse con un medio loco, con un cacho de loco o con un loco entero, dispuestos a volvernos cada vez más aburridos.

     Los días perdidos son como las reuniones de políticos, casi siempre, inútiles e inservibles.

     Los días perdidos son migajas de tiempo desperdiciadas, pequeñas partículas de vida despreciadas, minúsculos instantes desperdiciados, periquetes desaprovechados, son canciones sin letra, música sin notas,


     Y al final de esta  triste historieta, queramos o no, nos guste o no, todos los días terminarán siendo “días perdidos”. Y así le ocurrirá a las semanas, a los meses, a los años, a los lustros, a las décadas, a los siglos; convirtiéndose, todos ellos, en polvo de pasado ya consumido y agotado. 


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