Lunes,
23 de julio de 2018.
A
305 días.
LA PRIMITIVA (OLOR A CADUCIDAD)
TRANQUILIDAD (UN IMPUESTO
NECESARIO)
lA PRIMITIVA de la Reunión huele a
desaparición. El tiempo, la involuntaria marcha de algunos, la voluntaria huida
de otros, la poca o casi nula fortuna en el acertar, la desaparición de los
viajes y reuniones culinarias, los retrasos en el pago de las cuotas, son
argumentos más que suficientes para apagar el ímpetu primario de su origen.
De las causas enumeradas con anterioridad,
considero que una de las más influyentes, ha sido la existencia de un no
descubierto GAFE, dentro de los asociados, causante de la poca o nula afinación
para conseguir algún sustancioso premio
que nos animara a la
continuación. Hablar de GAFE es auto – señalarnos todos, sin exclusión de
ninguno de nosotros; aunque por cargo o por enviador – receptor de los boletos
algunos nos encontramos más cercanos a ostentar la graduación de GAFE. Me
refiero a éste escribano por su papel de administrador y, por el otro extremo, al descendiente de los
Parches visueños, sobrado de simpatía y poco aficionado a dar algún gordo
premio, depositario de la Administración de Lotería donde normalmente
depositamos los boletos.
GAFE o no, olemos a fracaso, a
desaparición. Por supuesto sabemos que el daño que causamos a las arcas del
Estado será ínfimo y que con seguridad esta entidad pública seguirá con sus
pingues beneficios, a pesar de nuestra desaparición.
Después de repartir dividendos, en céntimos,
anunciaremos oficialmente nuestra marcha definitiva al silencio de los
desafortunados. Todo llegará.
En un acrobático salto me desplazo del
mundo de los desafortunados en casi todo, al mundo de los tranquilos
desocupados, o al mundo de los desocupados playeros, hartos de mareas altas, de
sombrillas, de arena caliente, enemigos del leer y del andar. Y entonces
descubrimos que las casas de la playa son magníficos santuarios de
tranquilidad, en las que se puede vivir, sin necesidad de plantar una
sombrilla, sin tener que madrugar, sin verse en la obligación de pedir
disculpas a cada paso, sin tener que soportar el calor o la humedad de la arena
mojada, ni los pelotazos de los jugadores playeros. Tranquilidad sobre todo, da
igual el levante que el poniente; da igual que sea de día o de noche da lo
mismo haga calor o esté nublado; da igual una cerveza que un tinto con casera y
si tienes aire y estornudas un par de veces, para que contar, y si no tienes,
te aligeras todo lo que quieras de ropa y a lucir cuerpo serrano, en este caso,
cuerpo playero.
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