¡QUÉ ATREVIMIENTO!
¡Qué necios somos los hombres,
cuando
encerrar pretendemos,
en
minúsculas palabras,
lo
más grande que tenemos!
¡Cómo nombrar sin pudor,
al
único ser eterno,
con
un pobre monosílabo,
DIOS! ¡Qué loco atrevimiento!
¡Cómo, con
un tetrasílabo,
cuatro
suspiros o alientos,
nominamos
sin sonrojo,
inabarcable
UNIVERSO!
¡Cómo, con un garabato,
con
dos fonemas al viento,
denominamos
al ALMA,
de
la que nada sabemos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario