jueves, 26 de septiembre de 2013

Versos íntimos

A ADELA en su 104 cumpleaños y... ¡Qué cumplas muchos más!

     Con lápices de colores,
sobre un fondo ceniciento,
dibujé, con gran cariño,
el retrato de un lucero,
lucero de ojillos claros,
de encanecido cabellos,
de sonrisa picarona,
rostro, remanso sereno,
retrato de una señora,
un ángel de nuestro tiempo.

     Hoy, la palabra me dicta,
atrevido experimento,
retratar a la gran dama
con un racimo de versos,
tarea bastante difícil
para poeta inexperto,
que sueña en colorear,
vida, alma y sentimientos,
de una abuela centenaria,
a la que todos queremos,
admiramos, bendecimos,
como mágico venero,
en el que todos bebimos,
agüitas de sabor selecto. 

     Hoy, la razón me propone,
darle gracias a los cielos
y esculpir, con la palabra,
un glorioso monumento,
un obelisco sagrado,
un sencillo parlamento,
homenaje a una mujer
que se ha reído del tiempo,
que le sacó buena punta
y que le ha tomado el pelo,
rellenando todo un siglo,
con sus mágicos destellos,
de hija, esposa, madre, abuela y
bisabuela, de momento,
sin perder las esperanzas,
de batir un nuevo record,
ser santa tatarabuela,
de algunos tataranietos,
Dios lo quiera, en buena hora,
que la vida es un gran sueño,
soñado muy poco a poco,
con los ojos bien abiertos.

     Hoy, el corazón me sugiere,
que temple mi voz, mis nervios,
que me luzca en la faena,
como los grandes toreros,
que mis versos sean bálsamos,
agua, para los sedientos,
y para ti, querida abuela,
el mejor de los requiebros,
el mayor de los piropos,
bajados del mismo cielo.














Adela.
Lápiz de color sobre papel.

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