INTERLUDIO
Una noche, oscura noche,
yo
perdí un amor secreto,
interludio,
breve página
de
un inacabado texto,
que
pudo alcanzar la gloria
y
fue a morir al infierno.
Las estrellas de la noche,
brindáronme
sus consuelos,
medicamentos
exiguos
para
tan hermoso duelo,
duelo
de agudas espinas,
arcón
de bellos recuerdos.
Las
pobres, nunca supieron,
allá,
junto a los luceros,
que
los amores perdidos,
jamás
regresan a tiempo,
se
pierden en el olvido
que
la vida va tejiendo.
La luna, dama de noche,
quiso
cubrir con sus velos
la
desazón, la congoja,
crecidas
en mis veneros
de
agüitas enamoradas
y
de enamorados besos.
La
pobre, nunca aprendió,
allá,
en su plúmbeo cielo,
que
los amores perdidos,
nunca
vuelven a sus dueños,
se
pierden en laberintos
hechos
con hilos de sueños.
El sol, al llegar el alba,
vino
en mi socorro, presto,
con
embelesadas luces,
con
rayos de tierno fuego,
blancas
luces y calores
para
enterrar lo ya muerto.
El
pobre, nunca entendió,
siendo
rey del universo,
que
los amores perdidos,
se
van muriendo de viejo,
se
pierden en los caminos
que
va dibujando el tiempo.
La mar, alfombra salada,
al
escuchar mis lamentos,
me
buscó por las orillas
donde
fabrico mis sueños,
para
aliviar mi pesar,
para
arrojarlos al viento.
La
pobre, nunca sabrá,
amante
del marinero,
que
los amores perdidos,
navegan
con rotos remos,
se
pierden en otros mares
que
tu y yo desconocemos.
Una noche, oscura noche,
yo
perdí un amor secreto,
interludio,
breve página
de
un inacabado texto,
que
sabía a eternidad
y,
en un suspirar, ha muerto.
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