sábado, 21 de enero de 2012

Versos de terror

LAS PRIMERAS CÁRCELES

Las cárceles se inventaron
para encerrar a los presos,
fueran mala o buena gente,
¡Qué más les daba a sus dueños!
Los hombres, sus inventores,
se sintieron satisfechos,
idearon habitáculos,
para santificar los miedos,
los horrores, los espantos,
los pavores, los infiernos,
para confinar al malo,
al criminal, a los necios,
al convicto, al enemigo,
al amigo no converso,
al desgraciado ignorante,
al sabio, por su talento,
al marica, al mal nacido,
al macho, por sus excesos,
al deforme, a la fulana,
al infiel , a los ateos,
todos los nacidos eran
carne de posible reo.

Los humanos ilustrados,
pájaros de mal agüero,
muchos nombres idearon
para estos lugares tétricos,
presidios, galeras, fosos,
calabozos, saladeros,
prisiones, celdas, mazmorras,
cámara de los tormentos,
penal, jaula, cuartelillo,
y quedaron tan contento.
Mis versos se han negado,
a nombrar los instrumentos
que los hombres empleaban,
sin ningún remordimiento,
para torturar al hombre,
en aquellos locos tiempos.

Las cárceles se inventaron,
en los albores del tiempo,
no se sabe para qué,
y para nada sirvieron.
Mientras los hombres seamos
lobos para el compañero,
mientras los hombres gocemos
con el sufrimiento ajeno,
mientras dañar y matar
sean cotidianos juegos,
aceptados por los hombres,
como un entretenimiento,
mientras brillen por su ausencia,
pesar y arrepentimiento.

¿Para qué aquellas cárceles,
y para qué nos sirvieron?

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