jueves, 26 de enero de 2012

Versos de otras cárceles

LAS OTRAS CÁRCELES

Existen en nuestro rededor,
envueltas en los silencios,
cientos de pérfidas cárceles,
inspiradoras de miedos,
señoronas miserables
que ocultan míseros vientos,
aires de miseria humana,
brisas que quitan el sueño.

El catálogo de aquestas
es, por desventura, extenso,
extenso como la envidia,
dilatado como el miedo.

Hay cárceles de papel,
de las que se lleva el viento,
donde penan sus culpitas,
todos los sueños traviesos,
esos que no se resignan
a ser unos sueños serios.

Hay cárceles inventadas
por ruines carceleros,
parecen gratas moradas
y son infiernos auténticos,
y no necesitan rejas,
para sentirse uno preso.

Hay cárceles de locura,
donde el amor es perverso,
donde se rompe el amor,
donde se pierde el respeto,
donde se sufre y padece
el yugo del desencuentro.

Hay cárceles de plastilinas,
que hay que tomarlas en serio,
donde los niños padecen
daños, castigos severos,
en sus mentes, en sus almas
y en sus quebradizos cuerpos.

Hay cárceles aceptadas,
cuando corren malos vientos,
de soledades vestidas,
de ausencias y de desvelos,
de esperanzas reprimidas
y de ánimos por los suelos.

Hay cárceles pamplinosas,
llenas de alardes y cuentos,
de marchitos oropeles,
de pifias y caducos truenos,
en donde sus moradores
padecen delirio extremo.

Hay cárceles venerables,
dignas de todo respeto,
para aquellos que renuncian
a la basura, al estiércol,
de un mundo deshumanizado,
corrupto, falso y violento.

Hay cárceles sorprendentes,
sin guardias, ni carceleros,
sin rejas, ni cerraduras,
sin ningún impedimento,
allí está la libertad,
esperando tiempos nuevos.

Hay cárceles de poesías,
donde apresar miles versos,
dejemos algunos libres,
en estos claros momentos,
para jugar al olvido
y componer algo nuevo.

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