Reflexión marginal

REFLEXIÓN MARGINAL
Dedicada al Sr. Chaves

Ayer, aún estando en crisis, me atreví a celebrar con unos pocos familiares y amigos una pequeña fiesta por el regreso, momentáneo, de uno de mis hijos, emigrante por obligación en tierras austriacas.

Ayer, en la euforia de la cercanía del hijo emigrante, recordé las palabras pronunciadas por el señor Chaves, Ex-presidente de la Junta de Andalucía y Vicepresidente del Gobierno, en uno de sus muchos “rifirrafes” con los que acusan a sus hijos y a él de no se cuantos chanchullos, pasteleos, enjuagues y perversidades; y mi leche, la materna y la tomada durante mi luenga vida, se me agrió y, con ello, se acabó mi particular celebración.

Decía, el para mi despreciable personaje, que aquellos que lo acusaban sin razón, querían que sus hijos no pudieran trabajar en Andalucía ni en España. Nimia e infantil defensa ante la magnitud de las presuntas “habas cocidas”, de los presuntos “ERE”, de las presuntas “pingües comisiones”, de las presuntas “subvenciones millonarias” y de otras presuntas “zarandajas de pacotilla”.

Y mire usted por donde, Don Manuel, mis hijos, hijos de un Maestro de Escuela, ya jubilado, que dedicó esfuerzo y vida a que estos tuvieran una buena preparación, sí tienen que padecer los efectos de la emigración que, en base a no se que derecho, salvaguarda a los suyos.

Sr. Chaves, con sus palabras y sus actitudes, agrió una insignificante celebración que me hizo materializar, sobre el papel, esta reflexión marginal.

No sé, por mi edad, si volveré a ver trabajando a mis dos hijos por esta Andalucía o por esta España que tanto quiero. Usted y muchos como usted, políticos endiosados, son los escritores de estas negras páginas de muchos ciudadanos anónimos.

¡Ojalá, el tercero no tenga que emular a sus hermanos!