Otro hecho que vino a demostrar la buena salud de
este deporte en sus comienzos fue el excelente papel que hicieron nuestros
jóvenes durante algunas temporadas en los Juegos Nacionales de la OJE.
Superando siempre los sectores de Andalucía con éxito y llegando a la fase
final de Madrid, repartiendo trofeos con los representantes de localidades de
gran tradición en el voleibol de aquellos tiempos, como Gijón, Lérida y Puente
Genil, entre otros.
Aquel recinto deportivo albergó encuentros
deportivos, especialmente de básquet, de gran interés para la ciudad en
aquellos años, tanto de equipos federados como de escolares, sectores de
Campeonatos de España en sus diferentes categorías y organizados por la
Federación Melillense de Baloncesto, competiciones militares, etc. De un
encuentro de esta última competición guardo el recuerdo de una anécdota de la
que siempre hago referencia por la insólita situación que vivimos. Arbitrábamos
Clemente y yo un partido entre el equipo de
También y como señalaba al principio, estampamos
nuestro incipiente arte en el interior de las paredes de ladrillos que
conformaban el cerramiento. De la publicidad, los gerentes de esta instalación
deportiva, que era
Este campo de Bandera de Marruecos, que así le llamábamos, fue además lugar de encuentro, de citas. Era normal preguntar a compañeros y amigos dónde nos veíamos y coincidíamos allí, hubiera o no encuentros deportivos.
Un día volví por Melilla y había desaparecido su cerramiento y en su lugar se levantaba un gran edificio, que luego supe que fue diseñado y construido por el arquitecto Burkhálter, al que conocimos con motivo de una de nuestras exposiciones de pintura que presentamos en Melilla. Así y rindiendo tributo al progreso perdimos este solar que nos cobijó durante tantísimos años de nuestra niñez y juventud, donde departimos muchas jornadas con multitud de amigos y compañeros, entre los que destacaría en especial a dos profesores de Educación Física con los que nos unió una excelente amistad, Luciano Tejedor Mata y Antonio de Antonio Campoy, que dignificaron aquella asignatura en los Centros de Enseñanza en donde ejercían la docencia e hicieron muchísimo por el deporte melillense.
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