viernes, 19 de diciembre de 2025

BIOGRAFÍA NOSTÁLGICA DE LA CIUDAD DONDE NACIMOS, MELILLA, LUGARES Y PERSONAJES


SEGUNDA RAZÓN

2.- Un lugar: LA PISTA POLIDEPORTIVA DE BANDERA DE MARRUECOS  ( IV )

Otro hecho que vino a demostrar la buena salud de este deporte en sus comienzos fue el excelente papel que hicieron nuestros jóvenes durante algunas temporadas en los Juegos Nacionales de la OJE. Superando siempre los sectores de Andalucía con éxito y llegando a la fase final de Madrid, repartiendo trofeos con los representantes de localidades de gran tradición en el voleibol de aquellos tiempos, como Gijón, Lérida y Puente Genil, entre otros.

    Aquel recinto deportivo albergó encuentros deportivos, especialmente de básquet, de gran interés para la ciudad en aquellos años, tanto de equipos federados como de escolares, sectores de Campeonatos de España en sus diferentes categorías y organizados por la Federación Melillense de Baloncesto, competiciones militares, etc. De un encuentro de esta última competición guardo el recuerdo de una anécdota de la que siempre hago referencia por la insólita situación que vivimos. Arbitrábamos Clemente y yo un partido entre el equipo de la Legión y otro de Artillería 32. En un momento del partido un jugador legionario grita a uno de sus compañeros con el mayor de los descaros: -Pásamelo, hijo de puta. Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, como movidos al unísono por el resorte de aquella palabrota de mal gusto, suenan los silbatos de ambos e indicamos falta técnica al deslenguado; el cual, lejos de estar enfadado, pero sí sorprendido, se dirige con todo respeto y educación a nosotros y nos demanda que le expliquemos el porqué de la sanción. – ¿Usted ve normal llamar así a un compañero de juego? -, es nuestra explicación. A lo que con la más absoluta normalidad nos dice: - ¡Ah, ha sido por lo de hijo de puta!- Y dirigiéndose al insultado por su nombre, le solicita que se acerque, lo que hace éste rápidamente y cuando está junto a nosotros le pregunta: -¿Oye, tu madre qué es?- Y ahora los sorprendidos somos nosotros, pues el interrogado responde con una gran naturalidad y sonrisa: - Una puta.-La técnica no se la quitamos, por supuesto; aunque si nos unimos a su sonrisa y estimamos no hacer ningún comentario y continuar el partido.

    También y como señalaba al principio, estampamos nuestro incipiente arte en el interior de las paredes de ladrillos que conformaban el cerramiento. De la publicidad, los gerentes de esta instalación deportiva, que era la Delegación de Deportes del Frente de Juventudes, a cuyo frente se encontraba un excelente amigo de mis hermanos mayores, Pepe Vega, obtenían algún beneficio, que destinarían seguramente a la compra de algún material deportivo. Pues bien, en más de una ocasión los anuncios que allí lucían, pertenecientes a comercios de la ciudad, fueron pintados por nuestras manos, con lo que también obteníamos algunas pesetillas para nuestros gastos, ya que en casa si bien no nos faltaba lo fundamental, tampoco sobraban.

 Este campo de Bandera de Marruecos, que así le llamábamos, fue además lugar de encuentro, de citas. Era normal preguntar a compañeros y amigos dónde nos veíamos y coincidíamos allí, hubiera o no encuentros deportivos.

 Un día volví por Melilla y había desaparecido su cerramiento y en su lugar se levantaba un gran edificio, que luego supe que fue diseñado y construido por el arquitecto Burkhálter, al que conocimos con motivo de una de nuestras exposiciones de pintura que presentamos en Melilla. Así y rindiendo tributo al progreso perdimos este solar que nos cobijó durante tantísimos años de nuestra niñez y juventud, donde departimos muchas jornadas con multitud de amigos y compañeros, entre los que destacaría en especial a dos profesores de Educación Física con los que nos unió una excelente amistad, Luciano Tejedor Mata y Antonio de Antonio Campoy, que dignificaron aquella asignatura en los Centros de Enseñanza en donde ejercían la docencia e hicieron muchísimo por el deporte melillense.

       Impartiendo un curso de voleibol en la Universidad Laboral de La Coruña con José Luis Orts y Antonio de Antonio Campoy.

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