El pueblo está enloquecido,
voces y llantos estallan,
del dolor nacen mil gritos,
nadie conserva la calma.
Pregunta
Lucía, la anciana.
Dicen madres angustiadas.
Todos hablan a la vez,
nadie se entera de nada,
al circo ninguno ve,
qué ligera su escapada.
Y del asunto lo trágico
es que cuando llega el alba
el circo como algo mágico
no se encuentra en la hondonada.
Llevándose en la vil huida
a la alegre chiquillada,
produciendo tal herida
que el pueblo a Dios le reclama.
¿Por qué Tú has consentido,
dueño de todas las almas,
que en noche de desatino
a los niños se llevaran?.
El silencio fue respuesta,
la locura se agrandaba,
aumentando las promesas
si feliz todo acababa.
Mientras tanto en un rincón
de una bien pequeña casa,
una madre con fruición
a su pequeñín abraza.
Ya se le bajó la fiebre,
sólo tiene destemplanza,
y un único deseo tiene,
levantarse de la cama.
Costa Ballena, 25 de Agosto de 2025
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