LA CARMELA, MEDIO MEIGA, Y SUS TRES RAPACIÑOS: GALA, ENZO Y BELTRÁN (XI)
Carmela no quiere calma,
seguir la búsqueda desea,
pero en aquella llanada
que con el bosque se enfrenta,
tenebroso y bien sombrío,
otras dudas se presentan.
seguir la búsqueda desea,
pero en aquella llanada
que con el bosque se enfrenta,
tenebroso y bien sombrío,
otras dudas se presentan.
que
en el suelo dejan huellas
de muy rústicos calzados,
de personas corpulentas,
que se hunden con claridad
en aquella tierra suelta,
tópase con lugar lóbrego
y de hojarasca bien seca,
donde no queda marcado
el paso que el hombre lleva,
así que debe guiarse
por sus saberes de meiga,
por olores, observando
si las hojas están sueltas,
por el roce con los árboles
y otras raras triquiñuelas,
así, de pronto descubre
en árbol que tiene cerca
una cinta color verde
de muy rústicos calzados,
de personas corpulentas,
que se hunden con claridad
en aquella tierra suelta,
tópase con lugar lóbrego
y de hojarasca bien seca,
donde no queda marcado
el paso que el hombre lleva,
así que debe guiarse
por sus saberes de meiga,
por olores, observando
si las hojas están sueltas,
por el roce con los árboles
y otras raras triquiñuelas,
así, de pronto descubre
en árbol que tiene cerca
una cinta color verde
que
de una ramita cuelga,
la
que Carmela comprara
a Gala para sus trenzas,
debiendo encontrar más tarde
la que formaba pareja,
que encontrará la brujita
siguiendo una línea recta
al final del denso bosque
bajo una curiosa piedra
que semeja una tortuga
y la cinta, su cabeza.
a Gala para sus trenzas,
debiendo encontrar más tarde
la que formaba pareja,
que encontrará la brujita
siguiendo una línea recta
al final del denso bosque
bajo una curiosa piedra
que semeja una tortuga
y la cinta, su cabeza.
El Viso del Alcor, 10 de Junio de 2025
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