NÁQUERA ( I )
Una vez que viaje a Náquera,
pueblecito valenciano,
en el chalet de un amigo
por bello pinar rodeado,
entre aromas dislocadas,
aire puro respirado,
traviesos haces de luz
que cuélanse con descaro
por medio de agujas, piñas
y laborioso enramado,
con multitud de colores
y otros variados encantos,
que atrapan nuestros sentidos,
teniéndonos embrujados,
viví inocente aventura
como de cuentos de antaño
con un trío de animalitos
de dibujos animados
que se hicieron realidad
en momentos de descanso.
pueblecito valenciano,
en el chalet de un amigo
por bello pinar rodeado,
entre aromas dislocadas,
aire puro respirado,
traviesos haces de luz
que cuélanse con descaro
por medio de agujas, piñas
y laborioso enramado,
con multitud de colores
y otros variados encantos,
que atrapan nuestros sentidos,
teniéndonos embrujados,
viví inocente aventura
como de cuentos de antaño
con un trío de animalitos
de dibujos animados
que se hicieron realidad
en momentos de descanso.
del
lugar, típico plato,
así como otros ricos manjares
por todos bien degustados
y que por excelsos vinos
los mismos fueran regados,
cada cual se acomodara
en lugares señalados
para buscar dulces siestas,
según cánones mandados
cuando la tripa se llena
y el sueño te hace su esclavo.
Libertad fuera entregada
a todos los invitados
y hubo quien casa buscara,
ya que son muchos los cuartos
con que cuenta el chalecito
para añorado descanso;
mientras otros prefirieron
tener cielo por tejado,
eso sí, buscando sombra
que hacía el sueño más grato,
pues suele morar allí
un fresquito bien serrano
que combate placentero
los sudores del letargo.
Fuera yo de los que busca
lugar asaz solitario,
donde no llegan ronquidos
de los más adelantados,
de los que con inconsciencia
lanzan monótonos cantos,
envidia del que no duerme
y castigo de otros tantos.
Tendido en tupido césped
bajo pino milenario,
que me regala su umbría
y aromas de árbol anciano.
así como otros ricos manjares
por todos bien degustados
y que por excelsos vinos
los mismos fueran regados,
cada cual se acomodara
en lugares señalados
para buscar dulces siestas,
según cánones mandados
cuando la tripa se llena
y el sueño te hace su esclavo.
Libertad fuera entregada
a todos los invitados
y hubo quien casa buscara,
ya que son muchos los cuartos
con que cuenta el chalecito
para añorado descanso;
mientras otros prefirieron
tener cielo por tejado,
eso sí, buscando sombra
que hacía el sueño más grato,
pues suele morar allí
un fresquito bien serrano
que combate placentero
los sudores del letargo.
Fuera yo de los que busca
lugar asaz solitario,
donde no llegan ronquidos
de los más adelantados,
de los que con inconsciencia
lanzan monótonos cantos,
envidia del que no duerme
y castigo de otros tantos.
Tendido en tupido césped
bajo pino milenario,
que me regala su umbría
y aromas de árbol anciano.
El Viso del Alcor, 15 de Mayo de 2025
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