domingo, 30 de marzo de 2025

KALIKA


EL CUENTO DEL DIABLO BUENA PERSONA   ( I )

            Me contaron hace días
una historia muy curiosa
que muchos desconocíamos
y que era además hermosa.
            Se trataba de un diablillo,
aprendiz de malasombra, 
que soñaba con ser ruin,
perverso y mala persona.

                    Así comenzó a contarme una de sus historias el viejo y aparentemente decrépito Kalika. Un vagabundo, como todos, de piel arrugada y ennegrecida por la suciedad del género humano, anciano de luengas barbas, blanqueadas por el peso de los años y de ojos brillantes como las estrellas del cielo que de noche lo cobijaban.
                    Curiosa y llamativa virtud siempre la de aquel hombre que hacía de su palabra verso y que por mor de ello era tomado en chanza por la inconsciente chiquillería y por el ignorante adulto.
                    Como andante caracol humano, con su enorme saco sobre sus espaldas, en cuyo interior guardaba todos sus míseros bienes, iba de acá para allá, sin molestar a viviente alguno, en busca de personas que como yo estuvieran dispuestas pacientemente a escuchar, que no es lo mismo que oír, sus relatos.
                    Me decía que aquella historia la había encontrado en un polvoriento y ajado libro apócrifo del pseudo Dionisio de Areopagita que trataba de serafines, potestades, tronos, potestades, arcángeles e demás coros de espíritus angélicos, de sus andanzas y entendimientos, así en los Cielos como en la Tierra.
                    No era aquel diablillo, el de su historia, del bando de Miguel,de Rafael, ni del vencedor de Lucifer, ni de Gabriel, el que anunció a María la encarnación del Verbo; sino de la banda o pandilla de Satanás, Belcebú o Asmodeo, de los que no hicieron migas con su creador. No era de los músicos o cantores, de los que mecían el incensario, ni mensajeros de alitas o cuidadores de los hombres; pertenecía al grupo de principiantes cornudos, de cuerpos rojizos de tanta quemación en el averno, de los de rabo y tridente, de los que se cayeron con todo el equipo. Eso sí, de los que aún estaban en su fase de aprendiz.

            Su ídolo era Lucifer,
no para tomarlo en broma, 
pues con disfraz de serpiente
invita a Eva que coma,
para perder el Paraíso
por una maldita poma.

                    Es lógico -seguía con su relato- que haya animales y frutos que tengan mala prensa. Pues hay que ver en el menudo lío que nos metió la dichosa serpiente en el Paraíso Terrenal, en aquel placentero jardín cuando el hombre y la mujer gozaban de una plena amista don Dios.Cuando aquellos tenían perfecto dominio sobre sí mismo frente a toda incitación al mal; en tiempos en los que se daba la total sumisión de la naturaleza a la soberanía de la pareja; en que no se sudaba por el trabajo, porque parecía que todo era un puro hobby y sobre todo, porque no existía la muerte. Y qué decir de las pobres manzanas, que con solo un simple mordisquito todo se fue al traste. Así que no le debe extrañar a nadie que la malvada bruja de nariz aguileña de judío avariento, se la ofreciera a la cándida cuidadora de enanos, Blancanieves, para también hacerle la puñeta.

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