domingo, 16 de febrero de 2025

¡ BUENOS DÍAS, MARCELA !


63  .-  ¡ BUENOS DÍAS, MARCELA !   ( III )

( Nunca llueve a gusto de todos )

                    ¡ Buenos días, MARCELA !

                    Pues bien, un día los munícipes ponen fin a nuestras quejas, deciden taparnos las bocas; pero qué equivocados estaban. Las quejas se han multiplicado ahora. Antes era por la dichosa tierra solamente; ahora por el murete para unos; por el tráfico para otros; por las zonas verdes y por los remates, por lows materiales, porque el paseo vaya por allí y no por allá, por los aparcamientos..., y no pare usted de contar.
                    Y esto ocurre igual en la calle Real y pasó lo mismo con la calle Rosario en su día y pasará lo mismo con lo que quede por hacer todavía.
                    La razón de ello creo que está, afortunadamente, en el que "hablar no paga impuestos". y si llueve que llueva, que a unos le vendrá bien, mientras que a otros, maldita la gracia que le hará.
                    Sin embargo, yo pienso que al igual que el agua de lluvia, siempre que no sea torrencial ni devastadora como la que padecieron nuestros hermanos de Centroamérica, termina por servirnos a todo y hasta es imprescindible; cuando las obras se terminen suelen, en su mayoría, agradarnos, porque sobre todo mejoran situaciones deficientes.
                    Otra cuestión es que tengamos la suficiente generosidad de reconocerlo, que nos cueste más o menos trabajo después de haber opinado en contra tantas veces anteriormente.
                    ¡ Que difícil es dar un brazo a torcer !
                    Después vendrán más mosquitos, como los de mi amigo, el pesado; se arreglarán calles y plazas, como la nuestra y continuaremos hablando antes, en y después del parto urbanístico; pero como también somos animales de costumbre y con una tremenda facilidad para adaptarnos a todo, cuando pasen unos días, no muchos, créanme, nos parecerá que toda la vida estuvieron así.
                    Y cuando llueva, unos se mojarán y otros usarán el paraguas y yo me quedaré en casa, mirando a través de los cristales de mis ventanas, con los visillos corridos, como el agua ya no forma un barrizal delante de mi puerta y se ha cambiado el monocolor del albero por una paleta más amplia y más agradable, donde predominará el verde, que me produce una paz y sosiego, que deseo para todos ls vecinos.         

                                                El Viso del Alcor 16 de Febrero de 2025

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