miércoles, 8 de enero de 2025

¡ BUENOS DÍAS, MARCELA !

 
24  .-  ¡ BUENOS DÍAS, MARCELA !   ( I )

( En recuerdo de todos los maestros )

                    ¡ Buenos días, MARCELA !

                    Ya ves, que a pesar del día que es, aquí me tienes, al pie del cañón, como otro cualquier viernes.
                    Claro que este no es igual a otros y tampoco diferente ¡eh!; pues aquí estoy en un relax de mi labor cotidiana, la de tratar de ayudar a otros a ser personas, a ser buena gente, cosa que  no es tarea fácil en ocasiones, porque esta profesión y vocación nuestra tiene mucho de gratificante sabor, pero no está, también, exenta de ingratitudes.
                    Sí, Marcela, hoy me vas a permitir, aunque sólo sea por una vez, de hablarte de mis compañeros de fatigas, que afortunadamente ya no son tantas y que aquello de pasar más hambre que un maestro de escuela ya es historia pasada; y hablando de ellos te hablo igualmente de mí, de algunas de mis experiencias, de mis aprendizajes al tratar de enseñar y educar, de mis recuerdos de tantos años de magisterio, que superan ya con creces la treintena. ¿Muchos, verdad? No demasiados, si lo miras desde el aspecto positivo del que te hablaba al principio.
                    Pasan los años y aquellos pequeños que te entregaron un día, hoy ya son hombres y mujeres que siguieron caminos diferentes, unos con más suerte que otros, los hay de todos y cuando hablo de su suerte no me refiero a su posición; sino a su devenir por la vida, y que luego te entregan a sus criaturas, a sus hijos, aumentando la cadena.
                    De ellos, cuando la vida misma les ha enseñado más que nosotros, con sus alegrías y miserias, algunos te recordarán con agrado, hasta con un cierto afecto; aunque en ocasiones fueras duro con ellos. Otros te podrán despreciar porque, sin quererlo y estoy seguro de esta afirmación, fuiste injusto - o menos dura que esta expresión - fuiste menos comprensivo con sus dificultades de crecimiento, con sus problemas, con sus pequeñeces para nosotros desde nuestra tarima, pero inmensas para ellos que las padecían y eran un verdadero mundo.
                    Para algunos no fuimos nada más que trabajadores de la enseñanza, del aprendizaje, que además cobrábamos bien y con demasiadas vacaciones.
                    No faltarán tampoco aquellos otros para los que fuimos como un espejito donde ellos se miraron alguna vez, llegando a imitarnos en gestos, comportamientos y palabras, hasta con el deseo de ser como nosotros cuando la mayoría les llegase.


                                                     El Viso del Alcor, 8 de Enero de 2025


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