42 .- ¡ BUENOS DÍAS, MARCELA ! ( I )
( Que miedo, un terremoto )
¡ Buenos días, MARCELA !
Aquí me tienes contigo, apreciada Marcela. otro viernes y para reflexionar en voz alta acerca de un hecho que sin desearlo, por supuesto, me ha llevado con el pensamiento a mi niñez y juventud.
Se trata de lo ocurrido en días pasados en toda la zona murciana, con epicentro en Mulas, por lo que ya supondrás que que hablo del terremoto, o mejor dicho, de los terremotos, que como los carteros no sólo llaman una vez a las puertas, que ha creado la alarma en toda esa comunidad a la que le tengo un gran afecto, aún sin conocerla, ya que nuestra madre nació en San Pedro del Pinatar, una localidad que pertenece a la misma.
Afortunadamente, esto no ha sido lo de Colombia. de fechas también recientes; pero sí puedo asegurarte que se pasa muy mal en tales circunstancias y te lo digo por propia experiencia.
Ya sabes de mi procedencia, Marcela, de mi nacimiento en tierras africanas, en la ciudad española y moderna, a la que se conoce como de las cuatro culturas, porque en ella conviven en armonía
judios, musulmanes, hindúes y cristianos; de ahí este apelativo, del que doy fe, porque nuestros amigos de infancia muchos fueron hebreos, moros e indios, no de América, sino de la india. Y por otro lado, dicen algunos historiadores, que la Melilla nuestra se levantó sobre la antigua y fenicia población conocida como Rusadir y que, también según escritos de antaño se vaticinaba que sería destruida por un gran terremoto.
Poca certeza tengo acerca de ello, pero como si de experiencias y avisos preparatorios se tratara, sí puedo decir que viví experiencias, no sólo una, sino de numerosos temblores cuando vivía en ella, que eran fuerte y que originaban temores convertidos en pánico para no pocos, de los que poco se libraban.
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