37 .- ¡ BUENOS DÍAS, MARCELA ! ( III )
( Día Mundial de la PAZ )
¡ Buenos días, MARCELA !
¿No te decía al principio, Marcela, que esta deficiencia de nuestra Conciencia, fácilmente automoldeable a gusto del consumidor, se convierte en habilidad del intelecto humano para dara cada cosa su sitio y su tiempo?
Un día para la Paz y que no nos falte ¡eh!, que además de atender a esta hay que echarle cuenta a otras cuestiones de igual transcendencia, ¿Vale?
El antes y el después no cuenta en un almanaque tan apretado e inventado por esa misma conciencia, por ese mismo intelecto humano que forma parte y muy importante de esa máquina tan perfecta, la más pefecta, que es el ser humano.
Y por ello, el himno de la Alegría, cantado y requetecantado por Miguel de los Ríos y por tantísimos otros, conocidos y no famosos o sólo con música, volveremos a tatarearlo, como deseo de libertad y paz y muchas manos se unirán y hasta no dudo de que haya parte del género humano que en este Día rebose de buena fe; pero, de verdad no creen conmigo que un Día es demasiado poco para la PAZ, con mayúsculas, que esta debe ser permanente y que no tiene que tener ningún día, ni una hora, ni un minuto, sino siempre.
Tampoco me van a convencer aquellos que justifican la guerra para conseguir la paz.
Ni voy a caer en la tentación utópica de desear, si ello fuera posible, de que durante un año lleno de paz hubiera, a cambio, un día para la guerra, ni un solo día, ni una hora, ni un minuto para ella ¡eh!
En esto, Marcela, quiero ser tajante, de guerras nada, porque en ellas todo el mundo pierde; pues hasta los que se tienen por vencedores dejan muchos muertos, de los suyos, en la cuneta.
También sabes que lo mismo que no me caen bien esos inventos de los Grandes Almacenes para recordar a una madre o a un padre, tampoco quiero apuntarme a la ridiculez de un sólo día para la PAZ. Por eso. Marcela, ahora si quiero, refugiándome en la facultad que tengo de cerrar mis ojos y de soñar, para desear de verdad, que todos los días,sin ninguna excepción, sean para la PAZ, otra vez escrita con mayúsculas, sin complejos, porque son pocas letras ¡eh!; que para eso yo también soy portador de esa máquina tan perfecta, que es la de la condición humana, con sus muchas debilidades incluidas.
Así, Marcela, que la Paz sea con todos, hoy, mañana y siempre.
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