26 .- ¡ BUENOS DÍAS, MARCELA ! ( III )
( En recuerdo de todos los maestros )
Cuando fui creciendo y ya en el Instituto, en los primeros cursos de nuestro Bachillerato, que por entonces constaba con siete cursos y que comenzábamos a los diez años después de superar un examen de ingreso al mismo, ante un tribunal integrado por el director del mismo, un catedrático y el cura, otro Don José, Boluda de apellido, me cautivó; este no por las pastitas, ni por el anís, sino por que era capaz de reunirnos los domingos para poder hacer lo que no podíamos conseguir por nuestra cuenta; por ejemplo, jugar al fútbol en el gran patio del Instituto, que aún lo recuerdo como si fuera ayer, con un auténtico balón de reglamento , o lo de vestir por primera vez una camiseta blanca y roja como la del equipo de los leones de San Mamés, en vez de hacerlo con una de goma o de trapo que nosotros hacíamos, o la de poder ver con un proyector una película de Stan Lausel y Oliver Hardi, el gordo y el flaco que tantas carcajadas nos hacían brotar, con sus bromas y disparates, o aprender a jugar a las damas o al ajedrez, a las que nunca nos dejaba ganar, que para eso era del director del Instituto, con lo que el llamaba su "táctica baracaldesa", aunque él era de Valencia y que algunos mayores nos decían que era del Opus Dei, que nosotros desconocíamos y nos daba igual; pero que contribuía a hacernos felices.
Y otro profesor, curiosamente Don José María, que despertó en mí la afición a lectura, después de hacernos leer nada más y nada menos que el Quijote, con diez u once añitos, o a escribir cuando yo me sentía negado para ello y que supo darme, además de algunos conocimientos, la confianza suficiente como romper mi timidez, empujándome a volar con la imaginación.
(Don José María Antón)
Muchos recuerdos de aquellos maestros que jamás olvidaré; al igual que los alumnos que cayeron en mis manos, a los que intenté, igual que todos mis compañeros, modelar - qué atrevimiento y que gran dificultad la de esta noble tarea -, para hacer buenas obras, que no siempre se consiguió; pues ello no es patrimonio de nadie y menos tratándose de material tan delicado y lleno de complejidades, como es un NIÑO o una NIÑA, como tales.
El Viso del Alcor, 10 de Enero de 2025
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