14 .- ¡ BUENOS DÍAS, MARCELA ! ( I )
( Y llegó el EURO )
¡ Buenos días, MARCELA !
Pienso que hacía tanto tiempo que no estábamos en contacto que casi ya no me acordaba de esta agradable y voluntaria obligación. Fíjate, Marcela, desde el año pasado. Casi nada.
Tiempos nuevos, aunque uno sigue igual, ya que encontrarse uno en nuevo año no es motivo para cambiar, digo yo. Pues cualquier tiempo puede serlo, siempre que el cambio sea para mejorar y sin necesidad de ninguna efeméride, y menos si estas son inventadas por los grandes almacenes, y no hace falta que le haga publicidad a ninguno de ellos, que ya me entienden, ¿verdad?
De ahí podrás deducir, Marcela, que no voy a hablarte de las Rebajas, ni tampoco de Jesús Gil, que pronto estará en la calle y que a pesar de que el Jefazo de Prisiones dijera que no iba a gozar de privilegio alguno y que hasta estrenó colchón en el trullo y duró tan poco en él, como un caramelo en la puerta de colegio. ¿Qué son cien kilos de fianza para él, para este señor que ordena que se gasten en esta misma semana, mas de mil millones en dos nuevos fichajes para el club que indirectamente le llevó por unos días a la prisión?
Tampoco voy a hablarte del acercamiento de los presos de ETA al país vasco, que ya hablarán ellos, con interese bastantes encontrados, por supuesto.
Esta vez lo voy a hacer acerca de nuestra nueva moneda, aunque sólo exista todavía sobre el papel. Sí, Marcela, mis reflexiones serán hoy acerca del EURO, tratándolo desde distintos puntos de vista, no técnicos ¡eh!, que para eso están los expertos, que lo saben todo; sino desde la óptica del ciudadano de a pie, ya que desde su llegada, y mira que los bancos, esos tenderos del dinero, nos lo vienen advirtiendo desde hace mucho tiempo tiempo, nos da la impresión de que en cantidad seremos más pobres, de que tendremos menos dinero, vamos.
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