martes, 3 de septiembre de 2024

VERSOS LANZADOS AL AIRE

290  .-  EL NEGRO DE LOS LONDINENSES 

        No sé cual es la razón,
ni ello me quita el sueño,
es sólo curiosidad,
lo que pregonan mis versos.
No sé si ha sido la moda,
gobernanta de estos tiempos,
la que vistió al londinense
con ropajes color negro.
        En esta babel humana,
de especimenes diversos,
venidos de todas partes,
de allende del universo,
el color predominante
es el tenebroso negro.
Los habitantes de Londres,
nativos o forasteros,
una prenda color bruno,
lucen sobre sus cuerpos,
una camisa, una falda,
un trajecito completo,
un abrigo, una bufanda,
una rebeca, un chaleco,
un yérsey, una gabardina
y, en los casos más extremos,
de la cabeza a los pies,
van vestiditos de negro.
        En este oscuro vestir,
nada cuenta el nacimiento,
ni las diferentes clases,
ni las libras, ni los sexos,
señoras y señoritas,
mayores y jovenzuelos,
a la hora de vestirse,
usan y abusan del negro.
        En este negro vestir,
todos se apuntan al juego,
en los hoteles, los bancos,
en las tiendas, en los museos,
en los grandes almacenes,
en los pequeños comercios.
Camareras, camareros,
ejecutivos, bancarios,
limpiadoras, basureros,
policías, conductores,
indigentes, pordioseros,
vigilantes, celadores
del abigarrado metro,
todos, nadie se libra
de una prenda color negro.
        No sé cual es la razón,
ni me preocupa, saberlo,
pero pienso que se pasan,
en esto de usar el negro,
como en otras muchas cosas,
que guardo para otros versos.


                                                    Santa Cristina, 3 de Septiembre de 2024


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