CAPÍTULO TERCERO
Un día siguiendo a su amada
con una iglesia se topa.
Entra o no entra en ella, duda,
tiene miedo, se sonroja,
sus prejuicios le amordazan;
al final, decisión toma.
Entra en ella bien despacio,
pronto le envuelve su aroma.
En principio no ve nada,
se oye el silencio en la sombra.
Los haces de luz la cruzan
reflejos de cristal, croman.
En apartada capilla
la jovencita se postra
ante una imagen pequeña
que ella, parece que adora.
Él se acerca con temor,
sus pasos nadie los nota
y todo su ser tiembla
al ver que la Virgen llora
con lágrimas de verdad,
como si fuera persona.
aquel rostro le emociona,
vuelve a levantar la vista
y una sonrisa le asoma,
como para decirle algo
que consuele su zozobra.
Se acerca más a la imagen,
dejando atrás a la moza,
ya no le tiemblan las piernas
y una ligera paz brota
en el interior de su alma
al mirar a la madona.
Costa Ballena, 6 de Julio de 2024
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