235 .- FANTASMAS DE GUANTES BLANCOS
CAPÍTULO QUINTO (Conclusión)
Desandaron los senderos,
que ahora están embarrados,
deben vadear riachuelos
que sin agua antes cruzaron.
El frío métese en sus huesos,
los pies tienen congelados,
porque los aires vinieron
como venían cada año.
Oyen ulular al viento
y agua caer por barrancos,
la fronda rompe silencios
y se mece en dulce canto.
A sus hogares volvieron
con purgatorio pasado,
regresando el suyo tiempo
como el más grande regalo.
Teniendo todos por cierto
que es mejor está callado
y saber guardar secreto
para no romper los pactos.
Llegaron los tiempos buenos,
olvidándose los malos,
existiendo entre sus credos
fantasmas de guantes blancos.
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