152 .- LAS FERIAS
La lluvia , fiera y tozuda,
nos birló esta primavera,
el níveo olor de azahar,
arpegio albo de las Ferias,
pero, no podrá robarnos
los aires de ansiada Fiesta,
cuando abril, festivo mes,
abra, al jolgorio, sus puertas
y dé permiso a las palmas,
a ser sonora candela,
y arremoline los aires,
de las mujeres flamencas,
de sensuales juncos talles
y de encendida belleza;
pero no podrá robarnos
los aleteos de seda,
ni los mágicos braceos,
ni las vueltas y revueltas
que inventan las sevillanas
con sus notas y sus letras;
pero no podrá robarnos,
aunque se lo propusiera,
la hermandad y la alegría,
la gracia y la sana juerga,
y que algún “guiri salao”,
nos salga por perteneras,
zancajeando el “gachó”,
por esta bendita tierra,
donde se entiende de baile,
de cante y de cosas buenas.
nos birló esta primavera,
el níveo olor de azahar,
arpegio albo de las Ferias,
pero, no podrá robarnos
los aires de ansiada Fiesta,
cuando abril, festivo mes,
abra, al jolgorio, sus puertas
y dé permiso a las palmas,
a ser sonora candela,
y arremoline los aires,
de las mujeres flamencas,
de sensuales juncos talles
y de encendida belleza;
pero no podrá robarnos
los aleteos de seda,
ni los mágicos braceos,
ni las vueltas y revueltas
que inventan las sevillanas
con sus notas y sus letras;
pero no podrá robarnos,
aunque se lo propusiera,
la hermandad y la alegría,
la gracia y la sana juerga,
y que algún “guiri salao”,
nos salga por perteneras,
zancajeando el “gachó”,
por esta bendita tierra,
donde se entiende de baile,
de cante y de cosas buenas.
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