128 .- INFIERNO Y CIELO
cuando me rompiste el alma,
cuando huiste de mi lado,
buscando nueva alborada,
y, perdido, me abrasé,
en el dolor de mis llamas,
en las brasas de mis miedos
y de mi desesperanza.
una luenga temporada,
rumiando mi desventura,
acerando mi herida alma,
con el catártico fuego
del olvido y la esperanza,
sanadores, terapeutas
de las almas destrozadas.
ligero de cosas vanas,
desnudo de vanidades,
limpio de polvos y pajas,
con cicatrices de amor
y el alma purificada,
dispuesto a ser lo que fui,
antes de penar tu marcha,
un hombre que, en el amor,
nunca usó cartas marcadas.
Hoy, doy gracias por tu marcha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario