domingo, 4 de febrero de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992

 
MIÉRCOLES, DÍA 15 DE ABRIL

¡PARA PUEBLO..., UN APLAUSO!

                    Curioso y sorprendente, al mismo tiempo, el fenómeno religioso de los desfiles procesionales en nuestro pueblo. Lo mismo  que conocimos un periodo en el que casi se llegó a tocar fondo, es justo reconocer que actualmente participamos en el estar de la cresta de la ola. La incorporación  notable de los jóvenes al hecho le ha dado un impulso revitalizador importante; en especial, por esa aspiración de muchos de ellos, de soportar sobre sus hombros el peso  de los pasos, convirtiéndose en necesarios costaleros; con el añadido de su cantidad y seriedad en llevar a cabo esta dura tarea; aunque y sobre todo, aquí se nota demasiado, pueda existir un cierto divorcio entre la jerarquía eclesiástica loca y las Hermandades; pues es fácil oír de parte de no pocos participantes en las procesiones, que estas actitudes nada tienen qu ver con la Iglesia, ni siquiera con la Religión. ¿Curioso, verdad? ¿Sorprendente al límite, no?
                    Lo que nadie puede evitar es que Cristo y la Virgen, los de cada cual, estén presentes, y a pesar del casi ateísmo práctico de muchos de ellos, nadie quiere perder ese cordón umbilical de su esperanza y necesidad, aunque sólo sea a través de una mirada de reojo o de un veloz pensamiento que te viene cuando menos te lo esperas.
                    Y las salidas de las Cofradías retransmitidas en directo por Televiso, salvando lógicas distancias motivadas por la carencia de medios, han sido muy dignas, mejorándose con relación a otras ocasiones. Por todo ello, vaya mi mejor aplauso, porque además no hay que exigir tanto. 


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