jueves, 22 de febrero de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992


VIERNES, DÍA 1 DE MAYO

MUERTE EN LA MAESTRANZA

                    Partiendo de que me agradan los toros en absoluto, no tengo más remedio de recoger hoy lo que ha ocurrido en la más importante plaza del mundo, cosa que por supuesto nada tiene que ver con la EXPO92, en la tarde de ayer.
                    Mayte, nuestra sobrina, hacía unos minutos que había hablado con Tere, su madre. Nosotros estábamos vindo una divertida comedia en la tele y en los descansos obligados para los anuncios, José Ángel cambiaba de canal con el telemando e incluso llegué a decirle deja los toros, ajenos a lo que había sucedido y porque era en Sevilla.
                    El teléfono volvió a sonar, era de nuevo Mayte para decirle a su madre que pusiéramos la "2", que un toro acababa de matar a un banderillero que ellos conocía, Manolo Montoliu, de Valencia. La corrida estaba suspendida y la gente esperaba algún comunicado y como en la Maestranza no existía megafonía, un llanto de clarín, como el del silencio, anunciaba oficialmente la muerte del torero. Fue en el primer toro. Seguimos buscando la noticia y vimos la escena del trágico y mortal encuentro, el toro lo despidió y al caer el banderillero fue cuando le enganchó con su guadaña de muerte; pudimos contemplar como la vida se le iba enseguida, a pesar del esfuerzo y la rapidez de sus compañeros en llevarlo a la enfermería. Más tarde, el doctor Vila, anunció que entró en ella sin vida, que le abrieron la herida porque era su obligación, agarrándose al milagro que en esta ocasión no se produjo, y que se encontraron con un corazón partido en dos, abierto como un libro, fueron sus palabras. Muchas gentes de los que en la plaza estaba,, inconscientemente saludaban a los suyo cuando eran enfocados por las cámaras; mientras la mayoría del personal, daba el más largo , sentido y último aplauso, recogido en un alarde técnico de las cámaras, a la imagen del torero que ascendía a los cielos desde la Maestranza de Sevilla.
                    Descansa en paz y vaya por tí nuestra modesta oración.


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