jueves, 11 de enero de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992


MARTES, DÍA 24 DE MARZO

LOS EXCESOS

                    Pasarse en algo nunca es bueno, aunque la coincidencia a veces te lleva a pensar que entre los gemelos o mellizos se pueden dar situaciones comunes, Y digo esto, porque mi hermano gemelo, ayer estuvo vomitando y con colitis el día anterior, hasta tal punto que no pudo ir a clase. Hoy me tocó a mí; quizás los elementos causantes fueron distintos, pero el fin fue el mismo.
                    Te enredas  a beber, sin comer en principio nada, y a lo tonto. Cuando quieres poner remedio, te vuelves a equivocar, picando en exceso y con alimentos que no son fáciles de digerir si te acuestas inmediatamente; tales como tentadora "pringá", altramuces y cacahuetes y otros frutos secos, y terminas con un fuerte aliño de patatas. Llegas incluso a mezclar, uno que no es nada bebedor, cervecitas frescas con vinos de todos los colores, predominando el tinto. Ciertamente la charla se hace amena, se calientan las bocas y cuando te vienes a dar cuenta estás algo más allá de casi terminar listo del todo.
                    Para colmo, llegas a casa y se te escapa un "pedo", porque lo vienes aguantando por la calle desde hace un buen rato, ruidoso y algo pestosillo, que todo hay que contarlo; quieres agradar a tu mujer dándole un beso de ritual y te despide sin miramiento, porque el alimento a cebolla debe ser terrible, con  el mandato de que inmediatamente me lave los dientes, y teniendo en cuenta que mezclado con lo anterior, debe entrar en el capítulo de lo insufrible para ella.
                    Terminas por no decir ni "mu", no mediar palabra alguna y te refugias en la tele sonriente y lógicamente , al instante, te quedas roque y seguro que hasta ronco. Idílica escena. 
                    Y al poco de acostarte, canta la "gallina". Lo mejor es que nadie se entera, en el sentido de que no molestas a nadie, porque el baño que uso es el de arriba y cierro bien la puerta. De pronto te surge el propósito de enmienda, de no volver a hacer el "gili"...
                    En el fondo, tu Pepito Grillo, te recuerda con auténtica malicia que no lo harás hasta la próxima, claro.


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