viernes, 27 de octubre de 2023

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992


MARTES, DÍA 28 DE ENERO

                            LA OPERACIÓN DE MAMÁ, ¡ QUÉ GRANDEZA LA SUYA ! 

                    Por la tarde llama nuestra sobrina Marimel y habla con Rosa. El motivo es el ingreso de mamá en el nuevo Hospital para hacerle las pruebas necesarias para operarla de cataratas de uno de sus ojos. Esto,que puede verse hoy en día como algo de escasa importancia y que ojalá lo sea, en ella es doblemente extraordinario, por sus noventa años ya cumplidos y por su enorme fe en mejorar algo su vista; lo que le permitiría distraerse más con la televisión y lo que es aún más hermoso, pueda o no hacerlo es otra cuestión, para poder coser algo, lo que hizo durante su longeva vida, y así, morir con las gafas, la aguja y el dedal puestos.
                    ¡ Qué grandeza la tuya, mamá !
                    Luego, Marimel habló también con Adela, contándole como iba todo.
                    De todas formas, cuando llegué a casa por la noche intenté hablar con mi sobrina, sin éxito; ya que han cambiado los teléfonos de Melilla; encontrándome al otro lado del teléfono con la voz de una morita fina y educada, que me aclaró lo del cambio que se ha producido con toda amabilidad.
                    Por todo esto, acudí a mi hermano Ángel y me explicó que estaba ingresada en el mencionado nuevo Hospital, recién inaugurado y ubicado en las proximidades de su domicilio y del Fuerte del Monte Camello, de mi otro hermano Domingo y del Estadio "Älvarez Claro"; lugares bien conocidos por nuestra parte, en la ciudad donde nacimos y pasamos gran parte de nuestra vida; indicándome igualmente que se marchaba el día siguiente para Madrid por razón de su trabajo y que todos estaban bien; salvo nuestro hermano mayor, el mencionado Domingo, con sus achaques de siempre, su poco espíritu y su habitual comportamiento de hacer de todos los problemas, grandes o pequeños, un "mundo".
                    Fue un día en que tuvimos noticias de todos los nuestros y que la mayor preocupación la tuvimos al saber del ingreso de nuestra madre para esa operación de cataratas; confiando en su fortaleza, en sus ganas de vivir, a pesar de sus muchos años, y de su soledad...
                    ¡ Gracias, mamá, por tu ejemplo de vida !



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