VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992

 

LUNES, DÍA 27 DE ENERO

                                                            DOS ESCRITOS

                    Este pueblo, que como la mayoría de ellos, es poco aficionado a la lectura y lo digo con conocimiento de causa; pero muy mucho, a la política, se encontró ayer con dos escritos en la calle.

                    El primero institucional, en el que la máxima autoridad local, en un esfuerzo desesperado de cobrar los impuestos municipales, lanzaba un mensaje demagógico del caos existente en su Ayuntamiento

y de la necesidad imperiosa de dicha recaudación para salir adelante; apareciendo con cifras astronómicas de los débitos a los proveedores, con el fin de sensibilizar a los ciudadanos.

                    Sigo pensando que se equivocan con este proceder, pues aun reconociendo que la situación puede ser crítica, los políticos deben de tratar de solucionar esos problemas de otras maneras y que entre otras de sus obligaciones debe encontrarse con la de "ilusionar" a los contribuyentes, dándole facilidades, y no dar lástima. Es cierto que toda política de recaudación es negativa para el que la ordena, aunque lleve toda la razón del mundo; pero a estas alturas acudir a estos medios, pienso que no son los ideales.

                    El otro escrito fue nuestro ante la negativa de convocar un pleno extraordinario acerca del problema del agua que estamos padeciendo y entre todos tratar de poner soluciones al mismo; incluso estábamos dispuestos a denunciar el caso ante el juzgado, a los medios de comunicación y la no asistencia a plenos hasta que se convocara el solicitado por nosotros. La casualidad o el hecho de que alguien se fuera de ligero, echaron por tierra esta estrategia.

                    Al final se falsea la convocatoria, acuden al juzgado donde no llegamos a poner la denuncia, llevándose la consiguiente sorpresa y lo positivo de todo este affaire es que el pleno se convoca, repartiéndose otro papel, que deja si eficacia política al anterior y que además deja mucho que desear.

                    Eso sí, bien distraídos políticamente  tenemos a los visueños con tantos papelitos, de unos y de otros, y tristemente los problemas siguen sin resolverse.